Por fin estás jubilada

¡Por fin! Después de tantos años trabajando, de los madrugones, la pereza y los desvelos, ha llegado el bendito momento. ¡Ya se acabó! A partir de ahora el tiempo te pertenece para todo lo que siempre has querido. Y, sin embargo, ha algo que te impide ser todo lo feliz que debieras. Es la depresión por jubilación.

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Prolapso genital

Al hablar del debilitamiento del Suelo Pélvico y sus consecuencias os hemos hablado de la Incontinencia Urinaria. Sin embargo, ésta sólo sería un síntoma asociado de algo que podría ser bastante peor: el Prolapso Genital.

Cuando el Suelo Pélvico está seriamente dañado, debilitado o roto, se puede producir un descenso de los órganos pélvicos. Pude ser Parcial, distinguiéndose entre Prolapso Anterior, que produciría el descenso de vagina, uretra y/o vejiga, Prolapso Medio, con descenso de útero o de cúpula vaginal, o Prolapso Posterior, con descenso de recto. Cuando se dan todos o la mayor parte de ellos se llama Prolapso Total.

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Gimnasia mental: crucigramas

Quien sea aficionada a los crucigramas conoce bien su poder adictivo: las horas muertas que perdemos esperando a que nos atiendan en el médico o en cualquier oficina, los desplazamientos en transporte urbano o esos ratos tontos en los que una no sabe qué hacer son mucho más llevaderos si tenemos un bolígrafo y la página de crucigramas del diario, o uno de esos libritos específicos.

Pero es que, además de un fantástico entretenimiento, se trata de un maravilloso ejercicio para nuestra mente. ¿Ejercicio? ¡Sí, por supuesto! Tanta energía empleada en mantener una imagen juvenil y un cuerpo sano, y nos olvidamos de lo que es absolutamente fundamental para continuar siendo nosotras mismas: nuestro cerebro.

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Incontinencia en la madurez

La Incontinencia Urinaria es una afección que podemos padecer a cualquier edad. Sin embargo, es más habitual según vamos haciéndonos mayores, lo cual produce un efecto perverso: por un lado asociamos Incontinencia con vejez, deprimiéndonos si nos acontece pues lo achacamos a un síntoma de senilidad. Por otro lado, asumimos que es algo irreversible e inevitable, con lo que nos limitamos a sufrirla en silencio sin consultar a nuestro médico. Como si fuera tan normal en la madurez como las canas o las arrugas. Y esto no es así.

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