La incontinencia urinaria permanece con frecuencia como un problema oculto, lo que puede crear a las que lo sufren aislamiento social y/o disminución de la función sexual. Pocas mujeres buscan ayuda profesional, lo que tiene un impacto psicosocial y en la calidad de vida de las personas.

La incontinencia urinaria no provoca un deterioro en la sexualidad per se, en cambio, las mujeres sexualmente activas relatan que la IU puede alterar su función sexual de distintas maneras, como baja en la líbido, miedo a la pérdida de orina durante el acto sexual o depresión. Este miedo reduce las posibilidades de relaciones sexuales satisfactorias.

Con frecuencia nos encontramos con mujeres aterrorizadas por la posibilidad de tener pérdidas de orina durante el acto sexual. Por ello, hoy le queremos dar espacio al concepto de sexualidad. La sexualidad debe considerarse en una forma amplia e integral, incluyendo en ella tanto componentes físicos como emocionales. Por ejemplo, dar peso al papel que juega la personalidad, el género, la intimidad, los pensamientos, sentimientos, valores, afinidades, intereses, etc.

Según la OMS (Organización Mundial De la Salud) se considera sexualidad: “Un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales”.

Muchas veces, este miedo esta también asociado al excesivo peso que se le da al coito. Por ello, es importante ampliar este concepto e integrar diferentes maneras de entenderlo. Todavía persisten mitos poco apegados a la realidad que relacionan el tener placer únicamente con una relación coital e incluso que se crea que sólo a través de la estimulación de los órganos genitales se puede obtener placer, dejando así de un lado el resto del cuerpo.

Pero no nos podemos olvidar de que la piel es el órgano sexual más importante ya que recubre todos los órganos de nuestro cuerpo. Es el que más placer nos genera. Parece reduccionista, por tanto, estimular tan sólo una parte de este gran órgano. Toda la piel tiene terminaciones nerviosas estimulables y placenteras. Explorarla desde las infinitas posibilidades que existen (caricias, besos, masajes, etc.) nos ofrece experiencias satisfactorias para nuestras relaciones sexuales, ayudando también a perder miedos en cuanto a pérdidas.

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