Incontinencia urinaria

Hace un par de semanas asistí a una conversación de cinco mujeres de entre 55 y 68 años. Una de ellas compartió su problema con las demás. Venía de la consulta del ginecólogo que le acababa de proponer una cirugía para tratar su problema de incontinencia. Las demás mujeres cambiaron el semblante y empezaron a preguntar por su “enfermedad”.

La mujer que estaba hablando, en seguida se dio cuenta y reaccionó explicándoles que la incontinencia era algo muy común en las mujeres y más a medida que se avanzaba en edad. Subrayó mucho que había otras formas de tratar este problema y en la mayoría de ellas no era necesaria la cirugía. Ante esta actitud despreocupada, las demás también se relajaron y empezaron a comentar sobre el tema.

Efectivamente, dos de ellas confesaron tímidamente que habían tenido algún episodio puntual de incontinencia leve y las otras dos conocían a varias mujeres cercanas que habían vivido situaciones similares. De repente, fueron conscientes de la incontinencia leve era algo más común de lo que los tabús y comportamientos sociales permiten conocer y compartir. ¿Conocéis a muchas mujeres a las que les pasa?.

La primera mujer prosiguió preguntando a las demás: “Vosotras, ¿habéis tenido hijos, verdad?”; “Ya hemos llegado todas a la menopausia”; “Alguna vez hemos hablado de lo que nos cuesta en alguna temporada ir al baño regularmente, ¿no?”; “Y tú comentaste un día que habías empezado a ir a la piscina porque tenías un problemilla de columna”; “Y tú, con mucha frecuencia coges resfriados que te producen esa tos seca que parece que no se quita nunca”. Y concluyó: “Pues debéis saber que todas esas cosas están relacionadas con la incontinencia leve”.

Efectivamente, esta mujer fue enumerando uno por uno los factores de riesgo asociados a la incontinencia urinaria; no sólo los embarazos y la menopausia, sino también la obesidad, la tos crónica, los problemas de columna y la diabetes. Consultar a un especialista es fundamental cuando aparecen los primeros episodios.

Pero más importante es que podamos incluir este tema en nuestras conversaciones para animarnos a romper este pacto de silencio. Muchas hemos oído que existen “unos ejercicios para esto”, pero no nos damos cuenta de que son ejercicios para nosotras mismas; “a todas nos puede pasar”; ¡y también. A todos!

Imagen| Bigstockphoto