Nos escribía una amiga comentándonos que estaba realizando, conforme le habían recomendado, los Ejercicios Kegel, pero que no “le servían para nada”. No es la primera vez que una de vosotras nos dice algo similar, así que vamos a tratar de aclararos ciertos puntos acerca de ello.

Antes de nada, tu médico de cabecera o el especialista que te esté tratando deberá analizar las causas de tu Incontinencia Urinaria. Como sabes, la Incontinencia no es más que el síntoma de una enfermedad subyacente, y deberá ser un técnico el que determine la gravedad de ésta y la necesidad de imponerte uno u otro tratamiento, tanto para atajar la afección origen como su molesta consecuencia.

Una vez analizados todos los factores, será tu médico el que te recomiende el tratamiento a seguir. Por supuesto, los Ejercicios Kegel formarán parte de un entrenamiento físico para tonificar y reforzar tu Suelo Pélvico. Independientemente de la causa de tu Incontinencia, te vendrán muy bien, para ayudarte a distanciar los momentos de acudir al lavabo mediante el entrenamiento de la musculatura que controla la micción, lo que, a su vez, revertirá en un paulatino incremento en la capacidad de tu vejiga, probablemente mermada si llevas padeciendo esta afección bastante tiempo. Sin mencionar la mejoría que sin duda experimentarás en tu vida sexual.

De todas formas, y antes de empezar a pensar que los Ejercicios Kegel no son para ti, deberías tratar de llevar un “diario”, anotando cada día cuándo acudes al baño y en qué circunstancias (con urgencia, si ha habido “escape” o no…), teniendo buen cuidado en controlar la hora exacta y la situación en la que te encontrabas: nerviosa, relajada, riéndote… Aunque tú no notes mejoría, probablemente sí que exista una gran diferencia entre tus primeras y tus últimas anotaciones. Que sea tu médico, en último extremo, el que decida si vas por buen camino.

Todo ejercicio supone una gran dosis de paciencia y fe. Nadie comienza el lunes a hacer abdominales y el viernes obtiene un maravilloso vientre plano y sin michelines. La constancia ha de ser tu guía en este proceso. Poco a poco lograrás notar la mejoría, pero recuerda que no es algo que se produzca por arte de magia. Se trata de la rehabilitación de una musculatura que probablemente esté dañada desde hace años.

No dejes de lado tus ejercicios porque el resultado sea más lento que el deseado. La constancia tiene un premio. ¡Que no te lo arrebate la impaciencia!

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