En el imaginario popular, los problemas de orina se atribuyen a personas sin control de sus funciones vitales, bebés y mayores en estado de senilidad. Esto carece totalmente de fundamento, ya que cualquier persona, independientemente de su edad o condición, está expuesta a padecer trastornos urinarios. Es necesario un esfuerzo firme y constante para erradicar esa suerte de estigma que rodea a un problema que afecta a muchísima más gente de la que creemos.

La Incontinencia Urinaria provoca en quien lo padece una necesidad imperiosa de orinar que es incapaz de controlar. Puede producirse mediando un esfuerzo abdominal (como un acceso de tos, una carcajada o al levantar un peso), en cuyo caso estaríamos ante la Incontinencia Urinaria de Esfuerzo, o sin la intervención de éste, en cuyo caso se denomina de Urgencia.

La Incontinencia Urinaria no es una enfermedad en sí misma, sino que es un síntoma de una enfermedad subyacente. Por tanto, ante los primeros signos de falta de control en la micción, es más que recomendable acudir a nuestro médico de cabecera o especialista en busca de un diagnóstico completo.

La Cistitis, por otro lado, es un proceso infeccioso que afecta al tracto urinario. Es más frecuente en las mujeres que en los hombres porque dicho tracto es mucho más corto y más fácilmente colonizable por las bacterias que participan en esta infección. Provoca un intenso deseo de orinar acompañado de escozor y ardor en el bajo vientre.

Puede ser provocada por actividad sexual, por una incorrecta higiene íntima, la participación de agentes irritantes (ropa ajustada o desodorantes íntimos), o cambios hormonales como los que se producen tras la menopausia. Se trata de una infección muy frecuente y fácilmente tratable, generalmente con antibióticos, aunque obviamente esto lo deberá valorar un especialista.

La Cistitis puede llegar a producir Incontinencia Urinaria Transitoria, que podría llegar a convertirse en Crónica si no se trata a tiempo o se diagnostica mal. Es por esta razón que se insiste tanto en la necesidad de no infravalorar la importancia de la consulta médica: aunque se trate de una enfermedad leve y de fácil tratamiento, no hay que dejar pasar el tiempo, para evitar complicaciones indeseadas.

A menudo tendemos a dejar “para más adelante” la solución de problemas que, con el tiempo, lo único que hacen es agravarse y enquistarse, de manera que algo que era muy sencillo de haberse evitado deviene un penoso compañero de viaje. Anticipémonos a ello y acudamos a nuestro médico al primer síntoma. Evitar una costosa y molesta enfermedad es a menudo tan sencillo como erradicar a tiempo su primera manifestación.

Fuente|Medline Plus

Fuente|DMedicina

Fuente|Wikipedia

Imagen| Bigstockphoto