Muchas veces la motivación puede llegar a ser sinónimo de felicidad, paz con una misma y sobre todo de vitalidad. Estar motivada significa la mayoría de las ocasiones sentirte capaz de hacer todo aquello que tienes por delante porque tienes razones para hacerlo y por lo tanto necesidad de terminar aquello que empezaste. Pero claro, esto no siempre es sencillo. En ocasiones perdemos el rumbo, nos dejamos llevar por el pesimismo o por las malas rachas y nos cuesta fijarnos objetivos y construir en nuestras cabezas el futuro que nos gustaría tener. De tal modo que, al no tener futuro, ni objetivos a los que llegar, tampoco tenemos camino ni senda por la que ir, por la que caminar motivados.

Hay situaciones en las que esperamos que esa motivación o esas ganas por hacer cosas, vengan de fuera. De otras personas, normalmente. Sin embargo, debemos aprender a no depender de eso y ser nosotras mismas quienes creemos nuestras motivaciones. El positivismo, la perseverancia y una buena sonrisa nos ayudarán a ello. Sumergirnos en la negatividad, o en la rutina, son cosas que atentan directamente contra esta motivación de la que estamos hablando y que solo atraerán más negatividad.

Es por eso que una de las mejores cosas que podemos hacer para sentirnos motivadas en nuestro día a día es fijar objetivos. Un futuro que nos gustaría tener y construir puede ser un buen comienzo. Esforzarnos en llegar a él nos motivará a diario. Un esfuerzo que se verá mucho más recompensado si en lo que estamos trabajando, por lo que nos estamos esforzando es algo en lo que realmente creemos y nos gusta. Es decir. Aunque no siempre es posible, sí es recomendable que nos guiemos siempre por lo que más nos gusta hacer. Sólo así nos aseguraremos de que en los momentos de dudas y dificultades será más fácil sacarlo adelante porque estamos ante algo que realmente nos apasiona y nos motiva. Un ejemplo muy práctico son las carreras universitarias. Cuantas personas hay que estudian una carrera influidos por su entorno, cuando en realidad desearían estudiar otra… en la medida de lo posible debemos evitar eso ya que mermará nuestras motivaciones en esa actividad, pero también en muchas otras cotidianas. Por lo tanto, no tengas miedo de escucharte a ti misma. ¡Y lo más importante, hacerte caso!

Imagen| Bigstockphoto