Todos asociamos la realización de algún tipo de ejercicio aeróbico, como correr, caminar deprisa, practicar aeróbic o realizar unas cuantas series de los tradicionales abdominales, tumbados en el suelo con las piernas estiradas o flexionadas por las rodillas, realizar elevaciones del tronco; con un objetivo estético claro: reducir unos centímetros el diámetro de nuestra cintura y hacer que nuestro abdomen resulte menos prominente.
¿A quién no le gusta tener un abdomen firme, duro y esculpido? Además de cuidarlo para mejorar nuestra imagen, cada día tenemos más claro que debemos fortalecer nuestra faja abdominal ya que cumple una función de sostén de órganos como la vejiga, la vagina y el ano fundamental.
Para trabajar esta zona no son recomendables, como he comentado en ocasiones anteriores, los tradicionales abdominales. Esta práctica, en la que se movilizan sólo un tipo de músculos del abdomen, ejerce una presión excesiva sobre la faja abdominal (músculos oblicuos y transversos) y el suelo pélvico que hace disminuir su tono muscular.
