¿A quién no le gusta tener un abdomen firme, duro y esculpido? Además de cuidarlo para mejorar nuestra imagen, cada día tenemos más claro que debemos fortalecer nuestra faja abdominal ya que cumple una función de sostén de órganos como la vejiga, la vagina y el ano fundamental.

Para trabajar esta zona no son recomendables, como he comentado en ocasiones anteriores, los tradicionales abdominales. Esta práctica, en la que se movilizan sólo un tipo de músculos del abdomen, ejerce una presión excesiva sobre la faja abdominal (músculos oblicuos y transversos) y el suelo pélvico que hace disminuir su tono muscular.

Los ejercicios hipopresivos surgieron en el ámbito de la ginecología de la mano del doctor belga Marcel Caufriez a partir de su experiencia con mujeres que acababan de dar a luz. Descubrió que los ya conocidos abdominales no conseguían la recuperación del tono abdominal y, además, empeoraban los problemas de incontinencia, prolapso y pérdida de tono.

Tras un estudio minucioso descubrió que con ciertas técnicas respiratorias (en apnea) y ciertas claves posturales, la faja abdominal se contraía, tonificaba,  reducía su perímetro, los músculos del suelo pélvico se fortalecían y los órganos internos (vejiga, útero, recto) subían en lugar de ir hacia fuera como ocurría son los abdominales tradicionales. Es más, comprobó que la práctica regular de este tipo de ejercicios posturales, produce una reducción de centímetros de la cintura, algo deseable para la mayoría, ¿verdad?

Lo mejor es que un profesional nos asesore, pero como muestra de los ejercicios que hay que practicar, os describo uno sencillo. Nos tumbamos boca arriba, con las piernas flexionadas y los pies totalmente apoyados, y llevando el mentón hacia el pecho para evitar la curvatura cervical. Colocaremos las manos en la cadera y trataremos de tensar la musculatura dorsal. A continuación, expulsaremos todo el aire de los pulmones y, manteniendo la apnea entre diez y quince segundos, trataremos de meter el abdomen lo más posible. Descansaremos y tras tres respiraciones profundas, repetiremos el ejercicio. A medida que vayamos cogiendo práctica, iremos aumentando el número de repeticiones.

¿Os animáis a probar? Veréis que fácil resulta con la práctica. Sería estupendo que compartierais vuestra experiencia para que otras personas también se animen. A medida que dominemos este ejercicio os iré proponiendo alguno más.

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