Según un informe publicado en 2009, una de cada cinco personas en nuestro país sufre el llamado Síndrome de la Vejiga Hiperactiva, aunque se trata de un término relativamente desconocido. Quienes lo padecen experimentan un aumento de la cantidad de veces que tienen que acudir al baño, así como episodios de urgencia e Incontinencia Urinaria de Urgencia.
El problema principal asociado a esta patología es precisamente el desconocimiento. La mayor parte de las personas afectadas acuden directamente a los absorbentes sin consultar a ningún especialista, por pudor o por creer, erróneamente, que se trata de una consecuencia inherente al paso de los años. Esto provoca, por un lado, que los datos exactos se desconozcan, impidiendo el correcto avance de la investigación, y por otra, que dolencias que podrían ser tratadas de manera más eficiente en episodios tempranos se vean agravadas irremisiblemente.
Siendo poco grave en sí misma, se trata de una patología que afecta considerablemente a la calidad de vida del paciente. Su frecuencia y cronicidad impiden el correcto desarrollo del día a día, afectando a la autoestima y provocando con frecuencia depresiones y aislamiento. Por otro lado se está dando, en los pacientes ya tratados, un abandono temprano del tratamiento. El hecho de padecer efectos secundarios y de no encontrar una solución inmediata y radical a la dolencia, provoca que sean más fuertes los sentimientos de vergüenza asociados a esta patología que la necesidad de constancia propia de un tratamiento crónico.
Por todo lo anterior es muy importante resaltar la necesidad de acudir a nuestro médico de cabecera en cuando notemos cualquier tipo de alteración en nuestro ritmo habitual de micción. También es importante concienciarnos de la necesidad de seguir al pie de la letra sus recomendaciones e instrucciones que, aunque al principio no entendamos, nos ayudarán a lograr una calidad de vida mejor. Aprender a convivir con la enfermedad es la mejor terapia en casos de afecciones crónicas. Convirtámoslo en una molestia y no permitamos que se eleve a la categoría de drama.
Somos mucho más que afectados. Somos personas completas que quieren llevar una vida plena. Que el desconocimiento, el desánimo o la pereza no nos lo impidan.
Fuente| Instituto Indas
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