La incontinencia urinaria es un problema común en nuestro tiempo, abordado por muchos profesionales (urólogos, fisioterapeutas, matronas, e incluso psicólogos) con resultados muy positivos. Aunque en muchos casos se resuelve de forma espontánea, vencer temores y vergüenza y buscar ayuda, no sólo permite prevenir y lograr la continencia y la reducción de síntomas ansiosos y depresivos asociados a este problema, sino también un mayor disfrute en las relaciones sexuales. Todo, a partir del fortalecimiento de la musculatura del suelo pélvico.

La modificación de hábitos higiénico-saludables (alimentación equilibrada, control de peso, regularización del ritmo intestinal, etc.), la postura (que cambie el exceso de presión sobre la zona abdominal) y la práctica de ejercicios específicos centrados en esta musculatura, son claves para superar la incontinencia urinaria. La reeducación vesical es otra de las estrategias que resulta especialmente útil en la incontinencia de urgencia, es decir, cuando repentinamente aparece un intenso deseo de orinar. El objetivo es incrementar progresivamente el intervalo entre micciones voluntarias.

En primer lugar, comprender la fisiología de la micción resultará necesario para lograr el éxito en el entrenamiento. La musculatura en torno a la uretra y el suelo pélvico mantienen cerrado el esfínter hasta recibir la señal del cerebro de vaciar la vejiga; en ese momento, la musculatura se relaja y la orina desciende hacia el exterior por la uretra. La falta de tono muscular provoca pérdidas involuntarias, por lo que el reforzamiento de estos músculos permitirá adquirir un mayor control.

En segundo lugar debemos diseñar un diario para rellenar cada vez que se orina o se tiene una pérdida. Al mismo tiempo, fijaremos la atención en el grupo muscular encargado de la micción, diferenciándolo de otros músculos como los abdominales. El objetivo será aprender a contraer y relajar voluntariamente esta franja muscular. Los ejercicios de relajación serán muy utiles y se aprenden de manera sencilla (consultar en el centro de salud).

Por último, se planificará ir retrasando progresivamente la micción, empezando por intervalos de tiempo muy pequeños e incrementándolos de quince en quince minutos. El entrenamiento habrá finalizado cuando se consiga orinar cada tres o cuatro horas. Los resultados de éxito son variables, pero oscilan en torno al 60%.

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[Pena Outeiriño J.M., Rodríguez Pérez A.J., Villodres Duarte A., Mármol Navarro S., Lozano Blasco J.M. (2007). Tratamiento de la disfunción del suelo pélvico. Actas Urológicas Españolas, v.31 n.7]