Después de la insistencia en dedicarnos un tiempo a nuestro propio cuidado, seguro que la mayoría ya ha probado los ejercicios Kegel. Son fáciles, rápidos y sobre todo muy eficaces; en cuestión de pocas semanas podrás empezar a ver los resultados. Hasta que domines la técnica, lo mejor es que te tumbes cómodamente de espaldas, con las rodillas dobladas y las plantas de los pies totalmente apoyadas, y sin dejar hueco en la zona lumbar:

Intenta imaginar como si tiraras de los músculos hacia arriba; aprieta los músculos como hiciste cuando intentaste detener la orina, Contráelos y mantenlos así mientras cuentas hasta 5 respirando suavemente. Luego, relájalos durante 5 segundos más, y repite la serie 10 veces.

Poco a poco, ve aumentando el tiempo de contracción y relajación hasta llegar a los 20. Cuanto más tiempo consigas aguantar la contracción de los músculos, más fuertes se harán.

A partir de ahí, te proponemos algunas variaciones:

1. El rápido:
Aprieta y relaja los músculos tan rápidamente como puedas hasta que te canses o transcurran unos 2 ó 3 minutos (lo que suceda primero). Empieza con 10 repeticiones cuatro veces al día hasta alcanzar las 50 repeticiones diarias.

2. El ascensor:
Este ejercicio requiere cierta concentración, pero sus resultados son muy buenos. Tu vagina es un tubo muscular con secciones en forma de anillo dispuestas una sobre otra. Imagínate que cada sección es una planta diferente de un edificio, y que subes y bajas un ascensor tensionando cada sección. Empieza subiendo el ascensor suavemente hasta la primera planta, aguántalo durante un segundo, y sube hasta la segunda planta. Sigue subiendo tantas plantas como puedas (normalmente no más de cinco). Para bajar, aguanta también un segundo en cada planta. Cuando llegues abajo, intenta ir al sótano, empujando los músculos pélvicos hacia abajo durante unos segundos (tal y como si estuvieras de parto). Finalmente, intenta relajar por completo la musculatura durante unos segundos. Sobre todo, no te olvides de respirar pausadamente y de no realizar el ejercicio con ayuda de los músculos abdominales.

3. La onda:
Algunos músculos del suelo pélvico están dispuestos en forma de un ocho, pero con tres anillos. Un anillo se sitúa alrededor de la uretra, otro alrededor de la vagina, y el último alrededor del ano. Contrae éstos músculos de delante a atrás y relájalos de atrás a delante.

Haz estos ejercicios tantas veces como puedas al día. El objetivo es conseguir realizarlos sin que se noten; aunque al principio pueden resultar incómodos y raros, y te cansarás enseguida. Es cuestión de entrenamiento: pronto los podrás realizar casi sin darte cuenta.

 

Fuente|Crianzanatural.com
Imagen| Bigstockphoto