El avance de las nuevas tecnologías así como los estudios e investigaciones llevados a cabo en los últimos años nos han hecho la vida más fácil en un montón de ámbitos. Uno de ellos es la salud, y en concreto nuestro bienestar auditivo. Y es que ya sea por problemas de nacimiento, por accidentes, por la edad o bien por sobreexposición a ruidos, existen muchas personas que padecen problemas de audición. Hace años la manera de tratar estos problemas era con instrumentos muy aparatosos que recuperaban la audición perdida con una estructura similar a la de un micrófono, es decir, aumentaban en todos los sentidos, todos los ruidos que detectaban, ya fueran ruidos bajitos, o muy altos.
Muchas de estas personas, lo digo porque a mi mejor amiga le pasó, se niegan a aceptar que tienen un problema de audición. Sin embargo, en cuanto se ponen en manos de expertos se dan cuenta de que solucionarlo es muy sencillo, sobre todo teniendo en cuenta que los aparatitos de hoy en día son como pequeños ordenadores que se saben atajar perfectamente el problema de cada persona y el volumen de cada sonido, es más, casi ni se aprecian. Algunas de las causas por las que mi amiga, según me comentaba, no quería afrontar o ver su problema es que ella atribuía los problemas de audición a personas mayores. Pero claro, eso no es así.
Como decíamos más arriba hay un montón de factores que influyen en la pérdida de oído, desde la sobreexposición al ruido, hasta una infección mal curada… es cierto que esta pérdida se incrementa llegada la tercera edad, pero no es la única causa. Otro de los motivos que “echaban para atrás” a mi amiga era el tema económico. Sin embargo, una vez afrontó el problema se dio cuenta de que este tipo de aparatos además de tener una vida de entre cinco y siete años, como son totalmente personalizados y se pueden crear respondiendo no sólo a las necesidades físicas de la persona, sino también a las económicas. Por otro lado, en este tiempo de vida de cinco a siete años, los problemitas que puedan dar o los ajustes que se tengan que hacer se financian por los profesionales que nos están atendiendo.
Muy relacionado con este tema está el hecho de que un aparato auditivo es algo completamente personal e intransferible. De tal modo que no podemos (o por lo menos no se recomienda) utilizar el aparato de otra persona ya que puede no estar respondiendo a las necesidades que nosotros necesitamos. Tan sólo una persona experta en audiometría puede diagnosticar nuestro problema y diseñar el aparato que mejor nos puede venir. Así que, recordemos, como así hizo también mi amiga, que sólo los expertos saben lo que mejor le va a nuestra salud.
Fuente|Terra.es
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