El otro día charlaba con una amiga y acabamos hablando sobre los años y la cercanía de la menopausia. Ella me contaba que estaba ya muy cerca, pero que todavía le quedaban unos años antes de que se le retirara la menstruación, y reflexionaba sobre el hecho de que cada mes padecía una molestia que ya no tenía ningún sentido, ya que ella no iba a tener más hijos.
Eso me hizo recordar cuántas veces he renegado de mi menstruación, como prácticamente todas las mujeres, ya que tener que estar pendientes de mantener la higiene y eliminar el malestar que en muchas ocasiones causa, siempre es un engorro y una incomodidad. Además, siempre he tenido la impresión de que llega cuando más incómoda e indiscreta resulta, aunque en realidad, si no existen alteraciones, esta llega cuando se la espera, y desconoce si ese día tenemos una cita importante o un viaje programado.
Todavía con los ecos de la conversación en la mente me puse a investigar sobre el tema para saber un poco más sobre los beneficios que este sangrado mensual nos procura. La menstruación acompaña a la mujer durante unos cuarenta años, desde su aparición en la pubertad hasta la menopausia, momento en que la actividad hormonal (producción de estrógenos y progesterona) disminuye provocando cambios en nuestro organismo.
La función protectora de los estrógenos
Los estrógenos tienen una función protectora del sistema cardiovascular, controlando el metabolismo de las grasas y la presencia de colesterol en la sangre. Al disminuir su producción, esta regulación natural desaparece. Es por ello que es conveniente tener esta circunstancia en cuenta y llevar una vida sana con una alimentación controlada y mantenerse activa practicando ejercicio con regularidad.
Los estrógenos también protegen nuestros huesos, impidiendo que pierdan calcio y se vuelvan frágiles y porosos, pues contrarrestan la acción de la hormona paratifoidea, responsable de la reabsorción ósea que causa el debilitamiento de los huesos.
También mantienen nuestra piel firme y tersa, pues juegan un papel importante en la producción de colágeno. En los primeros cinco años de la menopausia, una mujer no tratada puede perder el 30% del colágeno.
El ciclo menstrual en sí no es el responsable de esta protección, sino la producción de hormonas que se realiza durante la edad fértil de la mujer, aunque se puede decir que la menstruación es el síntoma más visible de todo este proceso. Por ello, pensemos dos veces antes de renegar de nuestro ciclo menstrual, su presencia nos desagrada, pero nos aporta muchos beneficios. Y a vosotras, amigas, ¿se os ha pasado alguna vez este pensamiento por la cabeza?
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Imagen vía | Marco Musso en Flickr