A menudo hemos comentado la relación existente entre diabetes y problemas urinarios. Por un lado, las mujeres diabéticas corren el riesgo de padecer vejiga neurógena o neurogénica, un trastorno que afecta a los nervios, y por extensión, a los músculos, que controlan la vejiga. Esto puede traducirse tanto en dificultad para vaciar la vejiga al ir al baño, como en incapacidad para notar cuándo ésta está «llena», produciéndose así «escapes».
Por otro lado, y según las últimas investigaciones, la incontinencia urinaria en mujeres con diabetes aparece de manera progresiva. El nivel de glucosa en sangre alta es una de las causas del aumento en la cantidad de orina producida, siendo uno de los primeros síntomas de la diabetes. Un mejor control de la glucosa en sangre puede mejorar el afectado control de la vejiga. Si padeces de diabetes, tal vez hayas notado un aumento en tus problemas urinarios: una razón más para acudir a tu médico y chequear tu glucosa de manera disciplinada.
Recuerda que, ante cualquier señal, has de ir a tu médico de familia. Pregúntale acerca de los tratamientos existentes y pídele que te envíe a un especialista. Para favorecer el diagnóstico, no se te olvide llevar una especie de «diario» en el que anotes cuándo y cuántas veces acudes al baño, las circunstancias en las que experimentas pérdidas y también cuántas veces y qué bebes durante el día. Todo esto puede servir a tu médico para definir tu proceso y estudiar los cambios existentes en tu vida y salud.
Tu médico de cabecera está ahí para ayudarte. Déjate la vergüenza en casa, porque lo que tú estás pasando es de lo más normal y, sobre todas las cosas, en muchos casos tiene remedio o, al menos, alivio. Y vigílate el azúcar, tal y como tu médico te haya prescrito.
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2 comentarios. Dejar nuevo
Qué verdad! Cuando las mujeres aprendamos a perder esa vergüenza aprendida, nos liberaremos de muchos complejos. Además, no entiendo por qué no compartir nuestros problemas así como compartimos las alegrias. Sigan asi, he descubierto este blog hace poco y me encanta.
Tienes toda la razón, Marta! Hay que integrar esta clase de cosas en la vida familiar para poder vivirlo con naturalidad 🙂