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Incontinencia urinaria y… ¿botox?

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La incontinencia urinaria nunca deja de estar de actualidad, sobre todo, porque mientras existan hombres y mujeres que sufren sus inconvenientes, la ciencia dedica esfuerzos y fondos a investigar sobre ella.

En agosto de 2011, un diario médico de Mallorca publicó la noticia de que en Estados Unidos se había aprobado el uso de botox como indicación en casos de incontinencia urinaria. ¿No os sorprende? La inyección de la toxina botulínica tipo A, tan popular en estética, aumentaría su lista de aplicaciones terapéuticas.

Seguí leyendo la noticia, parece ser que la Agencia Reguladora de los Medicamentos y Alimentos (FDA) sólo ha aceptado la nueva indicación del botox en personas que padezcan trastornos neurológicos, como la esclerosis múltiple o la lesión de la médula espinal, y precisen medicación o catéter.

Según recoge el artículo, George Benson, director adjunto de la división de productos urológicos o de reproducción de la FDA, explicó que los médicos inyectarían botox en la vejiga de un paciente para lograr un efecto relajante sobre los músculos de la misma y permitir un mayor almacenamiento de orina. Como afirma la publicación, estas inyecciones disminuirían los episodios de incontinencia urinaria durante un periodo de nueve meses.

Buscando más información sobre el tema, descubrí que Irish Medicines Board (Agencia Certificadora Europea de Medicamentos), equivalente a la FDA en Europa, también aprobó en el mes de agosto el uso de la toxina para el manejo de la incontinencia de urgencia o vejiga hiperactiva.

En el vademécum español, el gran libro donde están registrados los fármacos que utilizamos en España con sus indicaciones y efectos adversos, aún no se recoge esta indicación del botox, pero sí, por el contrario, muchos efectos secundarios derivados de uso, incluyendo la propia incontinencia urinaria.

En definitiva, parece que el botox puede demostrarse en el futuro de utilidad en aquellos casos en los que ni los ejercicios ni los fármacos resulten eficaces. La investigación permitirá mejorar la oferta terapéutica y, a la larga, tener más recursos para encontrarnos mejor. Quizá nuestro médico pueda facilitarnos más información si estamos interesadas.

Imagen| Bigstockphoto

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