A lo largo de nuestra vida podemos experimentar situaciones en las que nos enfrentemos a la incontinencia urinaria. Una de ellas, y muy frecuente, es el embarazo. La necesidad de orinar es cada vez más frecuente, hasta tal punto que a menudo un simple estornudo provoca el incidente. Esto ocurre sobre todo a partir del último trimestre. El tamaño cada vez mayor de tu bebé ejercerá una presión sobre la vejiga que puede desencadenar estos escapes.

Ésta es una situación muy normal que no debe preocuparte en absoluto. Sin embargo, y para estar aún más tranquila, no está mal que tomes unas mínimas precauciones. Comprueba que efectivamente se trata de pérdidas de orina y no de líquido amniótico examinando su color y olor, procura seguir una alimentación equilibrada que no sume kilos de más a tu estado y libre de sustancias excitantes como el café y, siempre que puedas, practica nuestros queridos ejercicios kegel.

En ningún caso disminuyas la cantidad de líquido pensando que así desaparecerán las prisas por orinar ya que no ocurrirá y, si no tomas tus ocho vasos de agua diarios, puedes deshidratar a ti y a tu bebé. Y vigila la higiene íntima porque se trata de una etapa en la que las infecciones acechan. Por esto mismo, es importante también que tu ropa interior sea de algodón y que evites utilizar prendas estrechas.

De todas formas y, como siempre recomiendo, ante cualquier duda que puedas experimentar, acude a tu médico de cabecera o a tu obstetra. Son muchos los factores que pueden influir en un desarreglo de este tipo y lo más importante ahora es que estés absolutamente tranquila en lo referente a la marcha de tu embarazo. Ya te queda muy poquito para ver la cara de tu bebé y queremos que todo salga a pedir de boca, ¿verdad?

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