En nuestra vida, siempre ha habido un dilema entre la comodidad y la elegancia. A veces nos encantaría ir con un zapato más cómodo, pero debido a la ocasión, no nos queda otro remedio que subirnos a esos tacones de 10 cm que dan vértigo con solo mirarlos. Los tacones entonces se vuelven en un complemento esencial en los conjuntos de nuestra vida cotidiana, especialmente si vamos a salir o a trabajar. Y tú, ¿eres de las que lleva tacones todos los días?

 

Todo depende de cada mujer. Algunas se sienten cómodas usándolos a diario, y otras sufren fuertes dolores y acusan a los zapatos de los juanetes que aparecen en sus pies debido a su uso. Sin embargo, independientemente de la sensación que le produce a cada una el llevar este tipo de calzado, es cierto que a largo plazo, tienen malas consecuencias para nuestro cuerpo.

 

En primer lugar y de forma más directa, los tacones nos pueden generar lesiones de espalda. ¿No has estado alguna vez horas con tacones y sentías que alguien te estaba clavando agujas en la parte baja de la espalda? No es una alucinación, es real. El hecho de que tengamos que caminar todo el día sobre la punta de los dedos como si fuésemos bailarinas hace que la espalda, concretamente la zona lumbar, se resienta. De esta forma, las lumbares hacen que se sobrecargue la zona muscular, provocando contracturas que pueden derivar en lumbago.

 

Otra de las principales víctimas de este zapato con punta de aguja, son las piernas. La forma de caminar subida a esos zancos hace que las piernas sufran, concretamente los gemelos y el sóleo (músculo de la cara posterior de la pierna). Por lo tanto, deja de pensar que la única consecuencia es el dolor que tienes después de caminar con tacones un día entero, porque va mucho más allá.

 

A medida que das pasos subida a unos tacones, se va contrayendo la musculatura y eso produce que se te vayan acortando los músculos poco a poco. Esto es la principal razón de que luego muchas mujeres se sientan incómodas al usar zapato plano. ¡Sus músculos son más cortos y no pueden pisar en llano con facilidad! Por ello, conviene caminar una temporada con zapatos planos, como las bailarinas, para ir estirando poco a poco esos músculos de nuevo. Lo más importante es ir reduciendo la altura de los tacones cada día, haciendo que tanto los gemelos como el sóleo vayan recuperando la longitud natural que tenían al principio.

 

Además, el uso continuado de tacones afecta al equilibro, ya que la estructura que sostiene nuestro cuerpo sufre una serie de variaciones que provoca cierta desnivelación en el eje que rige nuestro cuerpo, llegando a generar mareos y sensación de vértigo.

 

 

¿Y qué pasa con el calzado plano? ¿Se deberían dejar los tacones a partir de cierta edad? La verdad es que no. Un zapato plano, también es contrario a la forma que tiene el pie, lo que hace que no sea bueno porque no se adapta a su curvatura. Pueden resultar más cómodos, pero si son completamente planos también pueden producirnos dolor al caminar. El talón debe estar un poco elevado en referencia al resto del pie para evitar que se sobrecargue la zona de la planta en exceso.

 

La clave de todo es encontrar el punto medio. Por consiguiente, ni se deberían llevar tacones todos los días, ni debemos optar por las bailarinas a todas horas. Lo ideal es utilizar un zapato que tenga una altura comprendida entre 2 y 4 centímetros. ¿Por qué? Porque dado a la forma del pie, el tener cierta altura, hace que se ajuste mejor y el talón quede bien sujeto. En cuanto a la suela, preferiblemente de goma, porque la elasticidad hace que se amolde a nuestro pie y acompañe al movimiento de nuestra planta a cada paso que demos.

 

Se dice que los zapatos hablan mucho de cómo es la persona que los lleva. Al parecer, las que se decantan por los tacones suelen reflejar autoestima alta, glamour, imagen sexy y poder. Por otro lado, aquellas que prefieren los planos suelen ser más maduras, ambiciosas y serias. Eso no quiere decir que tengas que dejar de sentirse sexy o con menos autoestima por ir en zapato plano. En Indasec apostamos por un punto intermedio que reúna todas las características y se centre en un único objetivo al escoger qué zapatos llevar: cuidar el cuerpo, cuidar la salud. Recuerda que debes de llevar el zapato con el que te sientas cómoda pero sin olvidarte de tu salud, no por algo eres una experta en vivir.

 

Esperamos que hayas encontrado esta información relevante y a partir de ahora te decantes por zapatos que se encuentren en un punto intermedio.

 

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¡Que pases un feliz día!