Vivimos atadas a horarios, reuniones, citas, clases… en nuestra agenda hay pocos momentos de descanso y si los hay los aprovechamos para adelantar otra cosa. Las situaciones habituales en las que vivimos nos condicionan a una constante ansiedad, a un estrés que a veces cuesta manejar.

Esa ansiedad generada en muchas ocasiones por la falta de tiempo nos incita a comer ‘lo que pillemos’ y es precisamente esa escasez de tiempo la que nos condiciona a consumir alimentos precocinados, a comprar la cena en un puesto de fast food o a encargar nuestro menú en cualquier restaurante. Opciones útiles para un ‘de vez en cuando’ pero que en situaciones de estrés no hacen más que fomentarlo ya que una alimentación equilibrada nos permitirá sentirnos mejor con nosotras mismas.

Para conseguir ese objetivo de sentirnos mejor con nosotras mismas y rebajar el estrés que nos acosa a diario es básico prestar atención a la cantidad de fibra que incluimos en nuestra dieta. Se recomiendan unos 20 gramos al día que podemos alcanzar optando por productos con alto contenido en fibra como cereales, determinados panes o productos integrales, así como el arroz o el trigo.

La cantidad de agua que ingiramos también ayudará a calmar nuestro estrés, no hay que dejarse llevar por refrescos cargados de azúcar. Siempre es mejor opción optar por agua fresca o bien por alguna infusión, incluso con efectos relajantes como la tila si la ansiedad es muy atenuada.

Las vitaminas también son imprescindibles para sentirnos mejor por lo que nunca debemos de relajar nuestro aporte de fruta y verdura. Todo lo contrario, siempre que sea posible debemos incluirlas en nuestros menús. En concreto para rebatir el estrés es necesario el aporte de vitaminas B y C.

Fuente| Livestrong.es
Imagen| Bigstockphoto