La timidez nos ata como una camisa de fuerza invisible: de pronto somos plenamente conscientes de todos nuestros movimientos, de nuestra voz, nuestros miembros parecen moverse sin control alguno, tropezando con las cosas y poniéndonos en ridículo. Por eso, poco a poco, has ido encerrándote en ti misma, refugiándote en lo que conoces, donde te sientes segura y bien. Pero sola. Ha llegado el momento de cortar por lo sano.

Como primer paso tienes que aceptar la verdad. No hay una confabulación cósmica que te condena irremediablemente a la soledad. Eres tímida y te da miedo relacionarte. Bien por malas experiencias en el pasado, bien por limitaciones que pueden venir de tu infancia… ahora mismo no importa la razón, importa la consecuencia: estás sola y agobiada. Y tu decisión: no quieres estarlo más.

Para ello has de combatir con una enemiga feroz: tú misma. Tú serás la que te ponga límites, cada vez que venga a tu mente la frase “¿adónde vas así?” o “¿de verdad te piensas que vas a conseguir algo?” recuerda que es tu parte mala, perezosa y acomodaticia la que te está tentando para que regreses al sofá o delante del ordenador. Segura, sin complicaciones… sola. Así que has de combatir a esa voz: “por supuesto que voy a conseguir algo, puedo hacerlo y lo voy a hacer”.

Sal, con amigas o incluso sola, oblígate a hacer cosas que no harías normalmente: empieza por algo sencillo. Por ejemplo, ve al cine sola. O procura mantener una conversación con un desconocido: en la cola del autobús, en la panadería o en la máquina del café de la oficina. Seguro que puedes iniciar la típica charla insustancial sobre el tiempo o el precio de la vida. ¿Parece una bobada? No lo es. Estás rompiendo barreras, practicando para dejar de ser esa mujer triste y apocada a la que has decidido dejar atrás.

Sigue adelante atreviéndote cada vez a algo más difícil. Poco a poco habrá cambiado la percepción que tienes de ti misma. No te confíes ni te confundas: siempre tendrás a la tímida acomodaticia agazapada en tu interior esperando que cometas un fallo para saltar sobre ti. Así que deberás estar atenta y no dejarla actuar. ¿Estás decidida? ¿Sí? Pues, bienvenida a tu nueva existencia.

Imagen| Bigstockphoto