En marzo se celebraba el Día Mundial del Sueño, una fecha especial para hacernos reflexionar acerca de la importancia de dotarnos de un buen hábito de descanso diario. Y es que, según la Sociedad Española de Neurología, hasta un 30% de la población española sufriría patologías del sueño en diverso grado, siendo hasta un 4% los que las padecerían de manera crónica.
Todas hemos experimentado el día siguiente de una “noche toledana”. Parece que cualquier pequeño obstáculo se convirtiera en insalvable, nos cuesta un triunfo el menor esfuerzo y tan sólo podemos tener en mente el momento de regresar a nuestra camita a recuperar todo ese sueño perdido. Sin embargo, el problema es mucho más grave que esto. Patologías como el insomnio recurrente, las apneas del sueño o el sonambulismo, no sólo son incómodas y nos arrebatan la energía que necesitaremos durante el día, sino que son potencialmente peligrosas, ya que se podrían encontrar ligadas a problemas cerebrovasculares.
Las situaciones de preocupación o estrés, las malas noticias o el simple miedo pueden hacernos caer en alguno de estos síntomas. De hecho, se está dando un aumento notable de las personas que buscan ayuda profesional ante ellos, desde el comienzo de la crisis económica. Llevar una vida ordenada: realizar regularmente ejercicio, comer ligero y a nuestras horas, no fumar ni consumir sustancias excitantes o nocivas y procurar ser constantes en nuestros horarios, nos ayudarán a evitar los tan temidos trastornos del sueño.
Desde luego, lo que no hay que hacer en ningún caso es acudir a los remedios químicos sin una correcta supervisión médica. Se está dando, paralelamente al aumento antes mencionado de los casos de trastorno del sueño, una creciente tendencia a la automedicación: la facilidad de obtener hipnóticos y somníferos de esta manera anónima que proporciona Internet está haciendo que las fronteras de lo prudente se diluyan de una forma alarmante. Se trata de medicación peligrosa, que crea dependencia, y que aumenta los ratios de mortalidad, por lo que jamás han de ser tomados alegremente, por mucho que a tu amiga “le vayan tan bien”.
Una vida sana es el mejor somnífero. Y ante la menor duda, acude a tu especialista. Es tu descanso. Tu vida.
Fuente |Sociedad Española de Neurología
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