Vivir
con incontinencia
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Que cada día sea una aventura

Día tras día la misma rutina… las mismas caras, los ciclos que se repiten iguales unos a otros, las mismas conversaciones, los tópicos de ascensor en que se han convertido, los pasos idénticos al anterior… ¿te sientes así? ¡Perfecto! Ha llegado el momento adecuado para cambiar.

“Sueña como si fueras a vivir para siempre. Vive como si fueras a morir hoy”. Esta frase, atribuida al actor James Dean, resumiría perfectamente tu nuevo camino, el que has de tomar para escapar de ese círculo infinito de tedio en el que parece haberse convertido tu existencia.

Ante todo, vive como si éste fuera el último día. Imagínatelo de verdad. Trata de hacerte a la idea de que mañana ya no estarás aquí. Ahora, respira: ¿no es maravilloso el aire que entra en los pulmones? Contempla los colores cambiantes de la Naturaleza. Saborea esa comida especial, hecha con tanto cariño, acaricia la suavidad del tejido de tu blusa favorita, de la piel de alguien a quien amas. El ritmo de la música en las calles de tu ciudad es el reflejo de la pura existencia. Los cambios apenas perceptibles en los jóvenes con los que te cruzas. ¡Todo es vida!

Y planea, sueña, viaja con la mente como si no existiera un final. No te coartes a ti misma poniéndote límites, ya que éstos sólo existen en tanto que no te atrevas a imaginar algo más allá. ¿Acaso alguien te dijo que no podías? ¿No sería su propia cobardía la que hablaba? Todo es posible si lo intentamos, si lo imaginamos con fuerza. Todo, incluso escapar de esta rutina, volar bien lejos, vivir otra vida totalmente distinta.

Sal a la calle, mira a tu alrededor, busca lo bueno en tu entorno y disfruta. Que cada día sea una nueva aventura: ¡investiga, cambia, escudriña tu universo! Seguro que en tu rutinario camino hay rincones desconocidos. ¡Haz aquello que nunca hiciste! Por poco que sea, regresar por otra calle a casa o entrar en esa galería de arte que te llamó la atención pero que nunca te decidiste a visitar. Llama a esa amiga a la que perdiste el rastro, comete un pecadillo como saltarte la dieta o comprar una novela romántica (si no sueles hacerlo). ¡Experimenta!

No es lo que te rodea lo que te impide ser feliz. Eres tú misma la que te coartas con pensamientos venenosos y repetitivos, que te prohíben apreciar todo lo bueno que, pese a todo, aún está a nuestro alcance. Tú puedes vivir una vida de novela. Tan sólo has de desearlo. Y hacerlo realidad.

Imagen| Bigstockphoto

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