Pureza, un blanco infinito y todas las posibilidades de practicar nuestro deporte favorito, de volcar nuestra creatividad en originales muñecos o de, simplemente, relajarnos entre spas y largas lecturas frente a la chimenea. Es tiempo de nieve y junto al disfrute viene la protección.

La luz en cualquier destino de nieve se transforma en un espectáculo único, un capricho para nuestros ojos a los que, para disfrutarlo saludablemente, debemos proteger. La mayoría de firmas deportivas cuenta cada invierno con colecciones especiales que aúnan tendencias y protección. A la hora de escoger las gafas más adecuadas es importante que tengan cinta ajustable y que sus cristales cumplan todos los requisitos. Como el color del cristal dependerá de la luz, los días con poca se recomiendan las lentes amarillas y en los que hay mucha las verdes o marrones, también es fácil encontrar gafas en las que junto a la montura se venden diferentes cristales para poder escoger el que más se adecué a la luz de ese día.

Es también esa luz, ese modo en que los rayos inciden en el blanco absoluto, la que hace de nuestra estancia en la nieve una agresión para la piel. Como en cualquier otra ocasión en la que expongamos nuestra piel al sol ha de usarse crema en todas las partes de nuestro cuerpo que vayan a quedar expuestas y renovarla cada dos horas. Si no conocemos como responderá nuestra piel siempre es una gran opción decantarse por los protectores solares de pantalla total.

Si vamos a hacer deporte el equipo debe estar en perfectas condiciones y ser el idóneo para nuestra altura y nuestro nivel. Y para acompañarlo pantalones, cazadoras y botas de nieve en las que este año vemos desde los colores más cálidos a los flúor. Además se harán imprescindibles las orejeras, bufandas y gorros de pelo que no quedarán relegados a la nieve ya que son un complemento imprescindible en las calles de la ciudad.

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