Vayamos al supermercado con la lista de la compra en la mente, en una aplicación del móvil o en el papelito de toda la vida siempre nos saltamos lo planeado y caemos en algún capricho o algún alimento que llame nuestra atención en el momento. Durante los últimos tiempos puede que estos hayan sido productos ecológicos, ya que comienzan a ocupar sus propios espacios en las grandes superficies.

Se están incorporando tanto en hipermercados como en pequeñas tiendas de barrio o establecimientos especializados y es muy fácil que ya hayamos reparado en ellos. Su consumo por tanto se está incrementando y también la información sobre ellos. Aunque en un primer momento pensemos sólo en alimentos vegetales o en cosméticos los productos ecológicos copan una surtida gama que incluye desde carne y arroces a ambientadores o detergentes. Los pros que acompañan el consumo de estos productos son evidentes, el principal la protección del medio ambiente, algo imprescindible durante su producción y que marca el que estén insertados en esta categoría. En el caso de los alimentos aseguran que no contienen pesticidas y son respetuosos con los animales, en el de los cosméticos aseguran no llevar aditivos y que un 90% de sus ingredientes sean de origen biológico. Pero su popularidad se encuentra con un contra, el precio, ya que en comparación con los no ecológicos suelen ser algo más caros lo que en ocasiones es un motivo para eliminarlos de la lista de la compra.

Su percepción ligada a lo artesano y lo sano hace que comencemos a incorporarlos entre nuestras necesidades y no sólo por su calidad sino también por nuestra concienciación ecológica. Con pequeños cambios en nuestra rutina, como utilizar un cepillo ecológico, podemos poner de nuestra parte para cuidar el entorno.

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