Probarlo todo ha sido desde tiempos antiguos el lema de los valientes. De aquellos que viajan, experimentan, conocen vidas diferentes que luego nos cuentan para pasmo y envidia. Naturalmente no está al alcance de todo el mundo recorrer los cinco continentes en busca de nuevas experiencias pero, a nivel más casero, podemos intentarlo.

En nuestra propia ciudad o pueblo se nos presentan cada día muchas oportunidades de conocer mundos distintos. ¿Hace cuánto que no vas a un restaurante “exótico” (entiéndase por tal aquel en el que no te ponen lo que podríais cocinar tú o tu madre)? Y no me refiero, claro, al chino de la esquina, salvo que sea uno de esos restaurantes asiáticos a los que acuden los nativos de esas tierras a comer “de verdad”. O te paseas por uno de los múltiples mercadillos que ponen en diferentes lugares, con puestos de objetos y comida tradicionales, que te permiten acercarte a esos países ignotos.

Aunque al principio te dé vergüenza, ya sabes: hay que superarla. A todo el mundo le gusta enseñar aquello que conoce bien, así que, lo mejor en caso de ignorancia, es reconocerla y pedir ayuda. Naturalmente, lo mejor sería acudir al local acompañada de una persona experta: un nativo o alguien que haya vivido allí durante el suficiente tiempo. Si no puede ser, pídele al camarero que te asesore, seguro que la experiencia merecerá aún más la pena. Y, si no, ¡lánzate a la aventura! Aprenderás a identificar muchos y nuevos sabores.

Entiendo que los bolsillos últimamente no están para demasiados alardes. Aún así, hay maneras de viajar gastronómicamente desde tu propia casa. ¿Has probado a cocinar tú misma algún plato desconocido? Hay muchísimos libros de cocina especializados, así como miles de recetas por Internet, incluso con vídeos, que te explican los procedimientos paso a paso. Si acudes a una tienda de productos de importación, estoy segura de que te podrán asesorar e incluso te darán alguna receta directamente.

Lo importante es darse cuenta de que estamos en un mundo cada vez más pequeño. Esto tiene sus inconvenientes, pero al menos una gran ventaja: tenemos todo un universo de nuevas sensaciones al alcance de la mano. Sólo tenemos que estar dispuestos a experimentar: ¿te atreves?

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