“Con la edad, se te agria el carácter”. ¿Te lo han dicho alguna vez? Llegamos hasta a considerar si tendrán razón aquellos que nos acusan de tener el genio “demasiado vivo”. Tú crees que simplemente defiendes tus derechos, pero los demás parecer verlo como una agresión ¿por qué?
En esta sociedad existe una especie de “pacto silencioso” según el cual cada uno tendríamos un papel asignado en función de nuestra edad. Y todo lo que se salga de este acuerdo, que tú no firmaste, es automáticamente rechazado. Así, si ya has cumplido unos añitos, la imagen que deberías, según estos esquemas, proyectar, es la de amable y tranquila placidez.
Sin embargo, antes de creer que hay algo malo en ti, has de tener en cuenta que ese mal genio puede ser tu única arma: tu último recurso. “No vayáis amablemente hacia esa buena noche”, nos dijo el poeta Dylan Thomas. No te dejes llevar sin rechistar si tienes algo que decir.
Como dice Alex Comfort, “la persona de mal genio da patadas en las espinillas, telefonea a los medios de comunicación, escribe cartas y cierra la puerta cuando las fuerzas de la sociedad sin rostro la asaltan. Si tiene suficiente mal carácter, es invencible (…)”. Es mejor ser tildada de agria que de pusilánime, ¿no crees?
Esto no quiere decir caer en la mala educación: quiere decir que hay un momento en la vida en la que hay que plantarse y decir NO. ¡Incluso con una sonrisa! A menudo nos han vendido la idea de que el buen ciudadano es aquel que no discute, que acepta acríticamente cuanto la sociedad tiene a bien decidir por él. Sobre todo a cierta edad, parece que lo único que se nos permite es esperar a que otros escriban nuestro porvenir.
Si alguna vez te has sentido así, nos gustaría conocer tu experiencia. Puedes ayudar a muchas mujeres que no se sienten capaces a expresarse con mayor asertividad y, así, liberarse. ¡Cuéntanos!
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