Sentirse bien en pareja y cuidar de una relación es una tarea de dos, una tarea que se complica con la escasez de tiempo, la convivencia familiar y la falta de intimidad. Tanto de la intimidad propia como de la de pareja, ya que a veces se hace muy difícil encontrar el momento de estimular esa intimidad mutua que tanto necesitamos.

Para conservar nuestra intimidad personal debemos tener claro que no todo lo que nos apasiona tiene porqué apasionar también a nuestra pareja, y viceversa. Por ello se hace fundamental que sigamos teniendo nuestro espacio para conservar las aficiones personales que nos hagan felices y realizadas, a la vez que dejar espacio para que él también las mantenga. Esto se hace más difícil en familia, el tiempo para una misma es casi nulo y mantener la intimidad se hace más complicado por el poco espacio del que disponemos para realizar tareas más relajadas. Pero no debemos olvidar que sintiéndonos bien con nosotras nos será más sencillo hacerlo con los demás.

En el caso de la intimidad de pareja se hace necesario separarla de la familiar, una relación amorosa es de dos personas que disfrutan estando juntas y compartiendo tiempo y aventuras por ello no deben abandonarse las actividades comunes que más nos gusten. Pero tampoco debemos olvidarnos de la importancia de la comunicación.  Dedicar también tiempo a solucionar los problemas que nos vayan surgiendo, no sólo dentro de la pareja, para no tener que resolverlo en público o dejarlo pasar eliminando así la identidad común.

Y nunca callarse lo que se siente, ni lo malo ni lo bueno, basta con pensar en lo bien que nos sentimos cuando nos recuerdan nuestros puntos positivos o nos expresan lo que sienten hacia nosotras para recordar que nos es muy fácil hacer lo mismo no callándonos nuestros sentimientos.

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