Este año no nos vamos a ningún sitio

¿Os suena, verdad? Ya sé que este año muchos estamos pasando momentos complicados: el trabajo, la crisis, los problemas cotidianos… Es cierto que parece que la realidad se impone y nos sentimos obligados a renunciar a ese periodo del año en el que nos alejamos de nuestro día a día, conocemos lugares nuevos, nos damos licencia para hacer cosas nuevas…

Sin embargo, hacer un pequeño “parón” para volver a cargar pilas, energía e ilusión es tan necesario para cualquiera como respirar. ¡Sí! Veréis como al final de este artículo estáis de acuerdo conmigo.

Durante todo el año, uno se esfuerza por salir adelante: dedicamos todas nuestras fuerzas y recursos a trabajar y mantener ese preciadísimo puesto de trabajo en esta época (o a buscarlo, si no tenemos tanta suerte), a cuidar de los nuestros, especialmente si tenemos hijos o personas enfermas con nosotros, a hacer medio millón de cálculos y ajustes para que nos salgan las cuentas y “estiremos” un poquito más lo que ganamos, a pensar una y otra vez cómo iremos sorteando las dificultades que puedan aparecer.

El día a día parece una carrera de fondo con obstáculos. Pues bien, imaginad por un momento que efectivamente somos deportistas y pasamos el año entre competición y competición. Necesitamos mejorar progresivamente nuestra capacidad y resistencia para poder aguantar hasta la meta, y para ello ¿qué haríamos?

Haríamos caso de nuestro entrenador en lo relativo a nuestra dieta y hábitos de sueño y cuidado, reflexionaríamos y buscaríamos a los expertos para que nos ayudaran a superar los obstáculos que nos separan de la marca buscada, nos concentraríamos y visualizaríamos cómo logramos nuestro objetivo, y, por supuesto, ¡descansaríamos! Y no me refiero sólo al descanso físico, que también, si no a alejarnos un poco de la férrea disciplina, de la dura exigencia, de la difícil competición. Eso nos ayudará a rendir más durante los periodos de intensa competición. ¿No estáis de acuerdo?

Eso mismo es lo que significan las vacaciones. No se trata sólo del ejercicio del consumismo: “tengo que viajar”, “tengo que gastarme un dineral que no tengo”, “tengo que permitirme todo tipo de lujos difíciles de sostener”. Se trata de disfrutar de un espacio en el que dedicarnos un poco más de tiempo a nosotros mismos y los nuestros.

No hace falta irse lejos de casa; podemos aprovechar para conocer, simplemente paseando, miles de rincones y espacios en nuestra propia ciudad (seguro que cualquier guía turística o página de Internet nos da ideas). No es necesario gastar un montón de dinero en comer o cenar fuera, podemos preparar nuevas y económicas recetas en casa o probar a hacer un picnic (en otra época, sentarse en el campo o en algunos parques preparados para ello no es tan agradable). Ni siquiera es imprescindible no tener que trabajar, aunque sería mucho mejor. Pero incluso en este caso podemos dar un significado especial a esos momentos y tratar de dedicar más tiempo a hacer cosas que nos gusten o a pasar más tiempo con las personas a las que queremos. Además, muchos pueblos tienen sus fiestas patronales en esta época: los chiringuitos, los fuegos artificiales, las ferias… También son un plan diferente pero interesante.

En definitiva, si este año no podemos viajar o hacer los planes que nos gustaría, tratemos al menos de dedicarnos un poquito más de tiempo a nosotros para recuperar fuerzas, hagamos un paréntesis en nuestra rutina. Por qué no os animáis a compartir con nosotros vuestros planes; las ideas siempre vienen bien.

Imagen| Bigstockphoto