Es ahora que ha llegado el frío y que se ve el mundo helado desde dentro del confortable calorcito del hogar que más apetecen los platos de toda la vida: los potajes. Calientes, sabrosos, energéticos y muy nutritivos, nada mejor que regresar a las recetas de toda la vida para protegernos en los meses más duros del año.

Los potajes de legumbres son el plato estrella en los meses del duro invierno. Aportan una enorme cantidad de proteínas de origen vegetal, hidratos de carbono, vitaminas, minerales y fibra. Las grasas presentes en estos platos, al ser cocidas y no fritas, poseen todas sus propiedades beneficiosas, siempre que se añadan con moderación. Acompañados de una sencilla ensalada o un poco de fruta de postre, componen un compensado y completísimo plato único que no sólo satisfará los estómagos más exigentes, sino que colaborará a llevar una dieta sana y perfectamente equilibrada.

Además, es terriblemente práctico: se pueden cocinar grandes cantidades, distribuirlas después en tuppers y congelarlas: nos durarán semanas y, al descongelarse, estarán aún más ricas. Eso sí, si has añadido patata, acuérdate de sacarla antes de proceder al congelado, porque no suelen quedar bien tras este proceso. Otro truco es hacer puré con lo que sobre: se puede alargar con un poco de caldo si ha quedado poco o lo preferimos más ligero, y tenemos un delicioso plato para el día siguiente.

En cualquier caso, recuerda que las legumbres secas, al rehidratarse, aumentan espectacularmente su volumen. Puedes calcular que una ración será más o menos equivalente a unos sesenta gramos de legumbre seca: dará lugar a unos doscientos o doscientos cincuenta gramos por persona. Recuerda poner en remojo la noche anterior la legumbre seca y añadir la sal siempre al final de la cocción para evitar que se endurezca.

Una dieta en la que las legumbres figuren con regularidad, es una dieta enormemente nutritiva y rica en fibra, que nos protege además contra la obesidad y los tan temidos trastornos cardiovasculares. El cultivo de las legumbres es muy beneficioso para la tierra, ya que fija el nitrógeno al suelo, enriqueciéndolo para cultivos posteriores, en el caso de rotación. Recuerda además que consumir productos de la tierra es ayudar a nuestro entorno y, sobre todas las cosas, a nosotras mismas.

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