Hemos tomado la decisión: vamos a ser uno más en la familia. ¿Bebé? Casi: perrito. ¡Estamos emocionados! Ahora bien, la elección no es nada fácil; ¿qué raza se adecúa más a nuestras necesidades? Si queremos que nuestro nuevo amigo se adapte bien a nuestras circunstancias, sea feliz y crezca sano y fuerte, es necesario que conozcamos las principales características de su raza.
Por supuesto, lo que íbamos a hacer es adoptar. Hay muchos perritos en centros de acogida y no nos importa si tienen o no “pedigrí”; lo que queremos es un amigo cariñoso y fiel. Fue el chico del centro de acogida el que nos explicó qué teníamos que tener en cuenta a la hora de elegir uno u otro.
De entrada, tenemos que ser conscientes del espacio del que disponemos. Es algo tan obvio como que no podemos meter en un piso de 50 metros cuadrados a un Mastín de Pirineos. El pobre sería muy desgraciado en un espacio tan reducido y nosotros acabaríamos desquiciados por la inevitable cantidad de objetos rotos al paso de nuestro peludo amiguito. Tampoco es muy razonable escoger una raza faldera si nuestra idea es que nos acompañe en nuestras interminables excursiones montañeras.
En segundo lugar, tenemos que pensar en con quién va a convivir el can. Un perro con gran energía, que necesite correr y saltar continuamente, no es adecuado como compañero de personas mayores o impedidas, de la misma manera que, si va a seguir a tus hijos en sus juegos, necesitaremos un animal cariñoso pero activo.
Por último, sería conveniente que nos asesorasen de si el animalito viene con algún problema. En las perreras y centros de acogida se encuentran víctimas de todo tipo de malos tratos, supervivientes, abandonos… si el animal es lo suficientemente cachorro es muy posible que en poco tiempo haya superado todos estos traumas y pueda desarrollarse sano y feliz, pero hay otros que necesitan una dosis extra de atención y cariño.
Antes de hacerte responsable de una vida, pregúntate hasta dónde estás dispuesta a llegar. Si no estás absolutamente convencida de que puedes, y quieres, hacerte cargo de todo lo que supone convertirte en la “mamá” de este nuevo miembro de la familia, es mejor que dejes pasar un tiempo antes de volver a planteártelo. Pero, si estás decidida, ¡enhorabuena! Y recuerda, no eres tú quién le estás haciendo un favor a este animal al acogerlo: será él el que te proporcione una alegría nueva y una compañía y amor sin límites ni condiciones.
Seguro que alguna de vosotras tiene alguna mascota. Contadnos cómo mejora vuestra vida.
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