Llueve, es un hecho y una molestia para muchas mujeres que se ven obligadas al paraguas y a las botas de agua. Pero también es una oportunidad para lucir las tendencias invernales que a pesar de eclipsar menos que las veraniegas son igual de exquisitas y divertidas.
Las botas son el calzado emparejado al invierno, y este año se llevan altas, altísimas, extra altas dirían algunos. Las botas altas copan los escaparates, las páginas de las revistas de moda y nuestros ojos cuando nos encontramos con las de las transeúntes al ir escondidas bajo nuestro paraguas. Quizás ya estén en nuestro armario ya que comenzaron a verse, en menor medida, otros inviernos. Desde las clásicas katiuskas, que también hemos visto en anteriores temporadas cargadas de originales prints y eléctricos colores, a las más elegantes las botas ganan centímetros y posibilidades.
Impermeables o de piel para los días lluviosos, y de ante para los más fríos las botas se imponen por encima de las rodillas, justo por encima, con suela plana o con ligeros tacones camperos para el día y con infinitos tacones de aguja y de nuevo puntas de pico para la noche. La gama cromática también se amplía y a los clásicos colores del invierno, marrón, gris y negro, se unen el granate, el azul y el verde. Y los adornos sencillos y rockeros, alguna fina hebilla o una larga cremallera ponen el punto de tendencia. Para combinarlas no nos harán falta prendas nuevas, cualquier pitillo o vestido quedará ideal y lo mejor combinarlas con divertidas medias que también están protagonizando los escaparates de cualquier ciudad.
Parece que con el invierno tratamos de escondernos, para refugiarnos o para relajarnos da igual, pero las prendas que vestimos suelen pasar más desapercibidas y solemos pasar menos tiempo fuera. Pero, recuperando las frases que nunca fallan ‘al mal tiempo buena cara’ y ¿por qué no? buenos pies.
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