Seguro que muchas de vosotras ya os habéis puesto frente al espejo a pensar en lo poco favorecedor que resultará el color tan pálido que luciremos después de este larguísimo invierno. Objetivo a conseguir: lucir una piel morena, pero también sana; sentirnos más guapas y atractivas no está reñido con cuidar nuestra salud.

En primer lugar, huye de las prisas. Como todo, la constancia tiene una recompensa mayor. Una exposición brusca y muy prolongada a los primeros rayos de sol del año solo pueden traernos complicaciones: quemaduras (más o menos importantes), reacciones alérgicas o de hipersensibilidad en la piel, manchas, y un considerable aumento del riesgo de cáncer de piel.

Para ponerse morena de manera eficaz, lo mejor es empezar ya: unos dos meses antes, modifica tu dieta de manera saludable pero incrementando los Betacarotenos, que son los responsables de estimular la producción de melanina. La zanahoria, la calabaza, el melón, el albaricoque, las cerezas y las verduras de hoja verde, serán protagonistas en tu alimentación, y como ves, serán muy bien acogidos por tu organismo. Y por si crees que precisas de ayuda extra, en las farmacias puedes encontrar múltiples complejos vitamínicos que ayudarán a que la piel se enfrente mejor a las potentes radiaciones solares.

El complemento ideal, beber entre litro y medio y dos litros de agua o líquidos al día como recurso que nos ayudará a que la piel luzca sana y más tersa; de qué valdría una piel morena si se ve cuarteada y reseca. Tampoco se trata de un consejo nuevo de autocuidado, ¿verdad?

El uso de cremas hidratantes es una práctica muy habitual, pero en el caso de las cremas de protección solar somos mucho más reticentes. Estamos convencidas de que impiden que nuestra piel se broncee y por ello tendemos a usar un factor de protección muy bajo o directamente prescindimos de ellas. Por muy seguras que estemos de que somos una excepción, todos los dermatólogos no pueden equivocarse: necesitamos un fotoprotector para crear una barrera en la piel, y nutrirla, de manera que las radiaciones solares no puedan dañarla. Es cierto que podemos notar que conseguimos el bronceado más despacio, pero también nos aseguraremos de no tener quemaduras, marcas no deseadas y “pelados” inoportunos. Si el objetivo es lucir bellas y saludables, no existe otro camino. Menos de un factor de protección 15, sería insuficiente; repitiendo la aplicación a intervalos en función de la cantidad de exposición y de si el sudor o el agua han podido retirarla, obtendremos los mejores resultados.

Y por último, si deseas descubrir la piel luciendo ya un tono moreno desde el principio, puedes optar por los autobronceadores. Existen muchas opciones en el mercado para aplicar cómodamente en casa, tanto en spray como en crema, pero es cierta que lograr un color uniforme sin marcas no deseadas requiere un poco de cuidado y mucha práctica. En general, lo recomendable es realizar una exfoliación general del cuerpo antes de empezar; después, nos planificaremos para echarnos el autobronceador en días alternos, para conseguir un resultado progresivo; primero nos echaremos una buena crema hidratante, para evitar que la piel se reseque y para lograr una aplicación más homogénea, e inmediatamente después, el autobronceador. No podemos olvidar lavarnos las manos al terminar para evitar que las palmas se queden con un color amarillento. Y día a día, iremos corrigiendo las imperfecciones insistiendo en las zonas que queden más claras, hasta lograr ese color y tono homogéneos que buscábamos.

En centros de belleza y solariums podemos encontrar un par de opcines. Las máquinas autobronceadoras son totalmente inocuas, obtienen resultados de manera más rápida que las cremas -solo en unas horas-, y tienen una aplicación más sencilla y cómoda –la máquina vaporiza como en una ducha la sustancia directamente sobre el cuerpo y de una vez-. Por ello, pueden ser una gran alternativa. Por otro lado, estarían los Rayos UVA; la oferta es amplia, pero os animo a que antes de acudir a ellos, consultéis con un profesional para que os asesore en función de vuestro tipo de piel y vuestras circunstancias personales, ya que en muchos casos están totalmente desaconsejadas.

Al final, morenas o “blanquitas”, lo importante es que seamos capaces de mirarnos más allá de esta primera capa de nosotras mismas, y lanzarnos al mundo seguras de nosotras mismas y de que triunfaremos, porque no hay nada que nos haga ser más atractivas.

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