Una vez que te encuentras con el yoga, no importa el momento de tu vida en que suceda, comenzarás a sentir los beneficios tanto para tu cuerpo como para tu espíritu. Las diversas técnicas y posturas o asanas te exigen física y mentalmente, te mantienen alerta y permiten que conozcas tu cuerpo más en profundidad. Son una gran ayuda, por ejemplo, para fortalecer el suelo pélvico.

Es sabido que la práctica del yoga colabora a mantener tu estado físico general en óptimas condiciones de fortaleza, equilibrio y resistencia, mejora tu respiración, tu postura, la oxigenación y por ende la salud de todo tu cuerpo: desde los huesos hasta la piel. Y la mente, ya que te exige un ejercicio de concentración y focalización muy intenso.

La práctica de yoga es especialmente efectiva para el ejercicio muscular y su acción repercute en el buen funcionamiento de glándulas y órganos internos. Hay ciertas asanas que te ayudarán a mantener el suelo pélvico fuerte y en posición. Por lo que es recomendado para evitar o tratar las pérdidas ocasionales de orina.

Yoga y suelo pélvico: posturas recomendadas

Entre las asanas recomendadas para fortalecer tus músculos pelvianos están todas aquellas que aumenten la irrigación en la zona gineco-urinaria y que requieran un trabajo de los músculos pelvianos. Los beneficios se verán en la postura, fortalecimiento del suelo pelviano, y la sensación de actividad de la zona.

En este caso, los beneficios tanto físicos como sicológicos, harán que tanto tu cuerpo como tu líbido sientan «nuevas energías». Dentro de las asanas mas recomeables para la zona gineco-urinaria están: la Sukasana o posición sencilla, Matsyasana o posición del pez, Vajrasana o posición de la roca, Adho Mukha Svanasana o posición del perro mirando haca abajo, entre muchas otras.

Yoga y suelo pélvico: antes de empezar

Pero antes de comenzar a practicar cualquiera de estas posturas, debemos tener en claro que el yoga exige, no es un «pasar el tiempo». Debemos estar permanentemente concentradas en ciertos aspectos para que la práctica sea realmente efectiva.

* Postura : no importa que posición elijas, lo que importa es mantener la espina dorsal recta, no muy curvada hacia delante o hacia atrás. Las posturas tienen un por qué, sigue las indicaciones.

* Ritmo: esto no es una maratón. Debemos realizar cada ejercicio a conciencia, lentamente y siguiendo las indicaciones de respiración y permanencia, al pie de la letra.

* Energía: poco a poco aprenderemos a concentrar la energía en un punto determinado de nuestro cuerpo. En nuestro caso, será el suelo pélvico hacia donde dirijamos el flujo de energía o prana que obtenemos al respirar y concentrarnos en la ejecución de la asana.

Yoga y suelo pélvico: una postura sencilla para iniciarnos

Para que vayamos practicando, vamos a probar hoy una asana que, por sencilla no deja de ser eficaz:

Sentémonos en una silla o banco con los hombros relajados, la mirada al frente sin forzar las cervicales. Las manos cruzadas con los dedos entrelazados sobre el regazo, sin tensión. Las piernas un poco separadas con los pies apoyados planos sobre el suelo.

Inspiramos profundamente por la nariz llevando el aire hacia el abdomen. Expiramos suavemente todo… todo el aire por la boca como si lo hiciéramos «por una pajita». Repetimos 8 veces.

Debemos comenzar a sentir un «nuevo aire» dentro nuestro. Concentrémonos en sentir nuestro suelo pélvico sin ejercitarlo en este punto del ejercicio (tal vez sea recomendable que releamos: ¿Dónde está mi suelo pélvico?).

Para comenzar la segunta etapa, debemos tensar al mismo tiempo las manos entrelazadas (sin elevarlas), y el suelo pélvico (sin despegar la cadera del asiento ni mover los pies de lugar). Lo haremos cuando inspiramos profundamente llevando el aire a la zona abdominal.

Sostenemos 10 segundos. Relajamos suavemente, al expulsar lentamente el aire. Descansamos y volvemos a repetir todo desde el principio hasta 3 veces.

¿Qué opinas? Parece un ejercicio sencillo, pero al realizarlo a conciencia, verás que exiges a tu suelo pélvico bastante más de lo normal. Con asanas como ésta, practicadas con regularidad, verás los efectos físico y emocionales del yoga: te sentirás más fuerte, más equilibrada, con la energía mejor repartida y tu cuerpo (de adentro hacia afuera) comenzará a funcionar mejor.

Imagen | Deklofenak
Mas información | American Yoga Association