Complicado mundo el de las dietas. Cada mujer necesita una concreta ya sea para adelgazar como para mantenerse saludable y es muy difícil que exista una única dieta mágica igual de útil para todas. Cuando no acudimos a un especialista que la genere de acuerdo a nuestras necesidades solemos guiarnos de tópicos comunes en los que muchas veces olvidamos la importancia de las bebidas. En esta ocasión no se trata de recomendar cuanta cantidad de agua es la idónea o qué tipo de refrescos tomar, sino en cómo influye el vino en nuestra dieta.

El vino está mayoritariamente aceptado en nuestro menú diario, una de las causas son sus múltiples beneficios para la salud; prevención de enfermedades cardiovasculares y neurológicas, así como del alzheimer o del envejecimiento prematuro o fortalecimiento del aparato digestivo son algunas de las propiedades con las que cuenta esta fermentación alcohólica de la uva. Todo esto siempre que se consuma con moderación, normalmente una copa en cada comida no sobrepasando las cuatro diarias.

Durante nuestro día a día es sencillo cumplir esa cifra pero en momentos de festividades se convierten en sabor obligado. Especialmente si hablamos del champán, ese vino espumoso del que nos es imposible escapar en celebraciones y cenas elegantes, ya sea de uva chardonnay, pinot noir, chenin blanc o pinot meunier el sonido de descorche de una botella implica disfrute. Y aunque una dieta saludable no se trate de contar calorías en estos momentos de fiesta y excesos puede ser una guía útil para controlar nuestro peso.

Como dato general se estipula que cada gramo de alcohol tiene siete calorías por ello una copa de vino tendrá aproximadamente 177 calorías por término medio, aunque el número puede varias según el tipo de uva utilizada en su creación siendo los vinos ligeros (blancos o tintos) los que cuentan con un menor número de calorías.


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