Pasan los años y con ellos parece que la certeza del romance desaparece. Esas mariposas en el estómago, ese balbucear y ruborizarse, ese encontrarse a una misma diciendo bobadas, parloteando como un lorito o quizás callada presa de un súbito acceso de vergüenza… todo eso queda en el recuerdo, como propio de la adolescencia o la primera juventud. Pero ¿qué ocurre si un día descubres que todo vuelve a empezar? ¡Sí! A tus años… ¡te has enamorado!

Y aquí comienzan los problemas. Porque, aunque pretendamos ir de liberadas, lo cierto es que el peso de los tabúes imperantes aún nos impide avanzar tal libremente como quisiéramos. Y el amor a partir de cierta edad está “mal visto”, como si las personas mayores carecieran de sentimientos, y aún más de impulsos sexuales. No tienen “permiso” para enamorarse.

Además, está la familia. ¿Qué van a pensar? Porque todo el proceso de locura que rodea estos momentos es propio del atolondramiento juvenil, pero no de una persona mayor y centrada, seria, como se supone que debería ser. Seguramente dirán que chocheo, que estoy mal, que pierdo el norte… cuando lo cierto es que no me había sentido así de bien en la vida.

El llamado “amor otoñal”, sin embargo, es mucho más realista que el adolescente. Ya sabes que los castillos no se construyen en el aire, que no existen los príncipes azules, que los sueños que merecen la pena son los que se alcanzan peleando y que las personas somos de carne y hueso, con todas nuestras miserias e imperfecciones. Conoces los problemas de la edad, sabes a lo que te enfrentas ¡y lo aceptas!

Así que, no nos queda más que gritarte: ¡Deja de darle vueltas! Volverte a enamorar es un regalo que te hace la vida, un instante precioso que vuelve a ti con una intensidad nueva y maravillosa. En esta etapa de la existencia donde parece que debería estar ya todo hecho, se te ha otorgado la posibilidad de empezar algo. Tu edad, lejos de ser un inconveniente, es una preciosa ventaja: precisamente por ser mayor, sabes perfectamente lo que quieres y lo que no. Sobre todas las cosas, más allá de lo que podamos decirte, sabes que tienes todo el derecho del mundo a intentar ser feliz.

¡Cuéntanos tu experiencia en esta maravillosa etapa!

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