Han sido unas semanitas increíbles, te has relajado al máximo, has disfrutado de cada momento con los tuyos… Te sientes más joven, más enérgica, ¡estás más guapa! con ese saludable bronceado y una chispa de alegría en la mirada. Pero el calendario acecha, y ya te ha dado la mala noticia: se acaban las vacaciones.
Volver a enfrentarte a la rutina del día a día, el estrés cotidiano y las pequeñas y tediosas luchas que todo ello conlleva, no es precisamente sencillo. Así que nadie podrá reprocharnos sentirnos un tanto tristes y decaídas durante un tiempo. Es lo normal: casi todos lo padecemos. Los especialistas lo llaman síndrome posvacacional.
Pero como, por ahora, no nos ha tocado la lotería y, por tanto, la fantasía de unas vacaciones perpetuas está bastante lejana, será mejor que nos vayamos haciendo a la idea. Para ello, nada mejor que afrontar estos días con optimismo. Es el momento de recuperar todo aquello que te hace la vida más placentera: amigos y compañeros con los que te llevas bien, la posibilidad de comentar con otros, y así poder revivirlos, los mejores momentos de tus vacaciones… Pronto será el momento de sacar la ropa de la siguiente temporada: por fin volverás a ponerte esa chaqueta que te sienta tan bien, o, mejor aún ¿nos vamos de compras?
Olvídate de marcar con rojo en el calendario tu próximo viaje: lo único que harás será estresarte pensando en el tiempo que falta. Disfruta del regreso como si todo fuera nuevo, experimenta el nerviosismo de un nuevo comienzo de ciclo. Quizás sea el momento adecuado para plantearse nuevas metas de cara a este curso, ¡es la hora de avanzar!
Eso sí: si pasado un tiempo prudencial no has recuperado tu alegría, si la sola idea del regreso te provoca un desasosiego incontrolable, si te pones físicamente enferma al pensar en ello, plantéate qué es lo que ocurre. Puede existir un problema subyacente que ha permanecido oculto hasta las vacaciones, y ahora, con las pilas bien cargadas, tu cuerpo te grita que algo ha de cambiar. Es el momento perfecto para ello.
Estos días son los ideales para replantearte tu trayectoria. Recuerda que, en la medida de lo posible, hacemos nuestro propio destino. Piensa qué es lo que te impide ser feliz y qué es lo que puedes hacer para remediarlo. ¡Y disfruta siempre de cada día!
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