Solemos pensar que las pérdidas involuntarias de orina se dan exclusivamente en mujeres mayores. Sin embargo, es muy frecuente que durante el embarazo se sufran pérdidas de orina también.

A medida que el bebé crece dentro nuestro, su volumen y su peso hacen que presione sobre la vejiga. Así a partir del quinto mes aproximadamente, ante un estornudo o unas risas bien dadas, la futura mamá se puede dar cuenta de que su cuerpo reacciona de esta forma inesperada.

No es para alarmarse. Hoy por hoy existen compresas especiales que nos asisten previniendo en estos casos las molestias y dándole a la mujer toda la libertad deseada en cada momento de su vida. Incluyendo el embarazo.

En las embarazadas también se recomenda hacer ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico, siempre que no se tengan otras molestias frente a lo cual se consulta al médico. Se recomienda disminuir la ingesta de comidas picantes, de cafeína (incluyendo las gaseosas) y beber mucha agua, así como un ritmo contínuo de visitas al baño para orinar cada 2 horas aproximadamente.

Las pérdidas involuntarias de orina durante el embarazo no pueden prevenirse ni «curarse». Pero la buena noticia es que por lo general desaparecen una vez superado el parto.

A medida que el cuerpo de la mamá va retomando su estado, la musculatura vuelve a asumir la carga óptima y todo vuelve a su lugar, las pérdidas desaparecerán solas. En caso que se mantengan más allá de las 7 u 8 semanas posteriores al nacimiento, sería conveniente una consulta al médico para supervisar el tema.

Durante el embarazo tienes muchas razones para disfrutar, moverte y reirte a pleno pulmón sin preocuparte de estos temas.

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