A veces produce un poco de vértigo, ¿verdad? La cantidad de cosas que podemos hacer en Internet: encontrar viejos amigos, comprar, informarnos, estudiar, aprender, viajar… pero al mismo tiempo, nos han llegado todas esas historias acerca de truculentos crímenes cometidos al amparo del neutro teclado, tanto que casi nos produce pánico lanzarnos a bucear entre las millones y millones de posibilidades que nos ofrece la red. Hoy vamos a procurar proporcionarnos unos consejos para navegar seguras.

Lo primero es lo más obvio: que el sentido común te guíe. Has de imaginarte la red, y sobre todo las llamadas redes sociales, como un gigantesco tablón de anuncios a la vista de todo el mundo. Obviamente, no colgarías en la plaza de pueblo ciertos datos como tu cuenta bancaria, la dirección de tu casa o tu horario para que los cacos supieran exactamente cómo actuar, ¿verdad? Mucho menos fotos comprometidas o de tus seres queridos.

Otro de los peligros que arrostramos al adentrarnos en Internet es el de la manipulación informativa. Una y otra vez encontrarás textos atribuidos a famosos pensadores que parecer proporcionar las claves para entenderlo todo. Desconfía: Internet es la mayor fábrica de bulos de la Historia, así que, antes de darle a “compartir” y seguir propagando falacias, es mejor que compruebes en cada caso de dónde ha salido esa información y a quién beneficia.

La inabarcable cantidad de datos que podemos extraer de la red es sólo comparable a la enormidad de las mentiras que por ella circulan. Busca siempre las fuentes. Internet nos permite aprender y alcanzar una serie de conocimientos que de otra manera nos estarían vedados, pero al mismo tiempo nos pone la zancadilla con tal cantidad de bulos, mentiras e insensateces que aturde. Aquí, como en todas partes, el sentido común y la investigación nos evitarán caer en la trampa la mayor parte de las veces.

Tienes al alcance de tus dedos una gran parte del conocimiento humano, la enciclopedia de las enciclopedias, algo único en la Historia que hace poco era tan sólo una fantasía. El precio a pagar es el deber de desarrollar un sentido crítico que nos permita discernir entre bien y mal, cierto y falso, manipulación o información. Recuerda siempre que el conocimiento es el mayor poder y ¡lánzate sin miedo!

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