Siempre hablamos de la importancia de mantener una dieta sana que contenga todo tipo de alimentos y, para ello, solemos utilizar como paradigma la dieta mediterránea porque contiene grandes sabores con gran aporte nutricional. Y entre la amplia gama de alimentos que podemos encontrar en ella hay uno que es el indispensable en el día a día, el pan. Las colas a las puertas de las panaderías siempre han estado ahí porque el pan es un lujo diario, un disfrute culinario que todos podemos apreciar.
Por algo forma parte de la base de la pirámide nutricional perteneciendo, junto a los cereales y la pasta, al Grupo I del que se recomienda el consumo de entre 7 y 12 porciones diarias. Entre sus propiedades se encuentra el aporte de hidratos de carbono, minerales, y su contenido en fibra que ayuda a regular el intestino.
Como en todo una cosa es el uso y otra el abuso, ya que si en ocasiones el pan tiene una mala imagen en la dieta suele deberse a que está asociado a bocadillos o alimentos de comida rápida acompañando así a otros productos que son aconsejables solo para su consumo esporádico. De hecho, al ser un producto común en todas las culturas sus formas de presentación y amasado son muy variadas por lo que pueden encontrarse panes que contengan diferentes cereales, diferentes puntos de tueste, diferente forma… Esto pasando por nuestra tradicional barra, las baguetes, las tortitas mexicanas, el pan de pita o el pan chino entre otros ejemplos.
En cualquier caso el consumo de pan es imprescindible por su aporte nutricional y calórico, 100gr de pan normal contienen 230 calorías. Si estamos cuidándonos no debemos abandonar el pan sino ser conscientes de que con qué lo acompañamos optando siempre por productos que también se unan a él en la dieta mediterránea.