La mayoría de los estudios que se han realizado sobre la presencia de incontinencia urinaria en mujeres encuentran un aumento de la prevalencia con la edad. Pero esto no quiere decir que la incontinencia urinaria deba ser considerada una consecuencia lógica del envejecimiento. Ni mucho menos. Se sabe que entre el 20 y el 30 % de las mujeres jóvenes padecen de algún grado de incontinencia urinaria.

Parece que el parto vaginal es un factor más predisponente que el propio embarazo para la presencia de la incontinencia urinaria. Los esfuerzos a los que se someten los músculos durante el parto podrían ser la causa. Además, en los partos de una mujer con edad más avanzada se presenta menos veces la incontinencia causada por el parto.

Es bien conocida la asociación entre la obesidad y la incontinencia urinaria. Es más, se sabe que el aumento de peso incrementa la severidad de la incontinencia, mientras que la pérdida de peso la disminuye. Se cree que esto puede ser debido, con casi total seguridad, a que ese sobrepeso obliga a un sobreesfuerzo de la pelvis dañando las estructuras que la integran. Los músculos, el tejido conectivo o los nervios de la zona pélvica, consecuencia de la obesidad, pueden perder su fortaleza.

La depleción de estrógenos que se produce con la menopausia produce una atrofia tisular que se asocia a un aumento de los síntomas del tracto urinario inferior. Entre estos síntomas se encuentran la urgencia, la frecuencia o la disuria. Las mujeres menopáusicas tienen una tasa de incontinencia similar a las premenopaúsicas, pero presentan una incontinencia urinaria de mayor severidad.

Permanece la controversia sobre si la histerectomía, la extirpación del útero, juega un papel en el desarrollo de la incontinencia urinaria femenina.

En muchos estudios se asocia una mayor incidencia de la incontinencia urinaria según disminuye la movilidad de las mujeres. Pero se debate si esto es debido a que la limitación de la movilidad es consecuencia de enfermedades que ocasionan incontinencia urinaria.

Los trastornos cognitivos como desorientación y demencia se asocian a mayores índices de incontinencia urinaria. Igualmente, otros factores como la ingesta de diuréticos o de alfa-bloqueantes y la cirugía de incontinencia se asocian a la incontinencia urinaria.