Ante una agresión o problemas de la vida, la actitud debe ser de confianza. Hay que tener confianza antes, durante y después de una agresión o intento de agresión.
Hay que luchar para ser positiva, y esto no significa ser tonta ni dejar de llorar. Significa no tirar la toalla, significa canalizar todas nuestras energías para la solución: el problema ya sabemos que existe, pues muy bien, centrémonos ahora en buscar estrategias para salir de ello.
En todo este proceso, de búsqueda de soluciones y reparación del dolor, habrá tiempo para todo: para llorar, para reír, para pedir mimos y hacerse fuerte. Todo esto es natural que ocurra y es bueno que así sea. No temáis al llanto, ayuda a limpiar el alma; no temáis pedir mimos, ayuda a curar heridas.
Agresión, no es sólo que te peguen y/o roben, es también faltarte al respeto, es también no cuidarse, es no poner un limite a los demás, es no hacerse valer y esconderse como un caracol.
Acepta lo que te da la vida y no te quejes de lo que no tienes o no has podido tener. Solo así encontraremos la manera de estar mejor con los sucesos de nuestras vidas, que, es verdad, a veces, no son nada fáciles.
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