A todas nos ha pasado al principio. Nos vemos delante de este aparato tan repleto de amenazadores botones, contemplamos cómo la gente que nos rodea, sobre todo la joven, es capaz de realizar casi magia con ello y nos entra una enorme sensación de desánimo. Y miedo; las imágenes de películas en las que un error informático desencadenaba la hecatombe se agolpan en nuestra memoria. ¿Es o no verdad?

Vale, suponemos que, puesto que estás leyendo esas líneas, al menos controlas las dos cosas básicas: encender, apagar, el ratón y el teclado. Incluso si no fuera así, incluso si hubieras llegado hasta aquí con ayuda y considerases que tú sola no podrías, no pasa nada. De hecho, ya has pasado por lo más difícil, que es acercarse. Aunque a muchas de nuestras amigas avezadas en lo informático les resulte increíble, aún hay gente que sencillamente se resiste a entrar en la modernidad. Vamos ahora a eliminar esos miedos infundados, excusas y leyendas urbanas que rodean a este aparatito.

Primera excusa: soy muy torpe. Falso: usar un ordenador es cosa de niños. Es como un juego, mucho más sencillo que muchos de los que practicas habitualmente. Si sabes usar la televisión y sabes leer y escribir, sabes lo que hay que saber. Dónde están los botones y dónde hay que mover la flechita, poco más. No es excusa válida.

Segunda (esta excusa me encanta): lo voy a romper. Pero mujer, ¿en serio crees que es tan fácil? Los que te dicen “quita que lo estropeas” lo hacen porque no tienen la paciencia necesaria para enseñarte las cuatro cosas básicas que has de saber para empezar, luego ya sí, a aprender por ti misma. No hay ningún botón rojo que, al ser presionado inadvertidamente, lo lleve a la autodestrucción. Y además, como te dirá cualquier usuario, en el momento en el que hagas cualquier cosa peligrosa, te surgirá una ventanita que te preguntará si estás segura de que es eso lo que quieres hacer.

Tercera: el mundo informático está lleno de cosas malas. Mira, tanto Internet como los ordenadores no son sino herramientas. Así, serán buenas o malas dependiendo del uso que les demos. Sería lo mismo que decir que los libros son malos porque hay libros nocivos, o que los cuchillos lo son porque se puede hacer daño con ellos.

Cuarta: es muy caro. Puede que tener un equipo en propiedad esté fuera de tu presupuesto, pero seguro que, si te diriges a tu Centro Cultural o al Ayuntamiento te podrán informar de aulas de alfabetización informática, cursos subvencionados, etc. Allí encontrarás, además, personal especializado que te guiará paso a paso en este maravilloso nuevo mundo. ¡Vamos! ¿A qué esperas?

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