Dice un antiguo proverbio “Si quieres ser feliz toda la vida, planta un jardín.” Existen placeres efímeros, placeres que nos absorben y proporcionan momentos de gran intensidad emocional, pero si hay algo que realmente nos acompañe día a día, nos aporte serenidad y sabiduría y nos ayude en el transcurrir de los años, esto es un jardín.
En la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, estudios científicos han concluido que estar rodeado de zonas verdes es esencial para mantener una buena salud, además de un factor fundamental en el comportamiento humano. Allí donde proliferan los árboles y los parques, la gente es más generosa, más sociable y más cercana, creándose relaciones de confianza mutua y una mayor voluntad de ayudar a los demás. En cambio, en entornos de asfalto puro, se da un mayor índice de criminalidad con la consecuente reacción de recelo y desconfianza.
Otros estudios científicos señalan los efectos sobre la salud de dedicarse uno mismo a hacer crecer las plantas y convivir con ellas: favorece el funcionamiento del corazón, relaja, reduce el estrés, aporta nuevas energías y ayuda a poner los problemas en perspectiva. Por esto es que encontramos terapias que incluyen el cuidado de jardines en centros de rehabilitación, tanto de personas drogodependientes como de enfermos cardíacos o mentales.
Al decidir cuidar un jardín, hemos de saber que él nos cuidará a nosotros. El verde es el color del crecimiento, transmite paz y armonía al tiempo que alivia las mentes. Las plantas son símbolos de vida, de cambio y retorno, de continuidad. Las labores de labranza son, además, un fantástico ejercicio al aire libre, pues implican músculos de todo el cuerpo y nos fuerzan a respirar oxígeno puro y limpiar nuestro organismo de los peligrosos tóxicos que la vida en la ciudad ha acumulado en nuestros pulmones.
Si te has decidido, empieza por lo más sencillo. No te lances a por las plantas más exóticas del vivero, ya que seguramente sean de difícil cultivo y requieran de práctica. Pide consejo a las personas que te rodean: no hay nadie más dispuesto a ayudar que alguien que comparte una pasión. Busca alguien con “mano verde” entre tus conocidos y disponte a aprender. A partir de ahora, empiezas un camino maravilloso que te aportará todo tipo de ventura, algún sinsabor, pero una paz y una felicidad impagables.
Fuente| Infojardín
Fuente| Estudio de la Universidad de Illinois
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