Pasamos ocho horas al día en nuestro puesto de trabajo, en ocasiones más ya sea por culpa de las horas extra o porque comemos o realizamos otras actividades en el espacio de trabajo y por ello el modo de sentirnos en él es fundamental para ser felices. El ambiente de trabajo puede marcarnos el resto de nuestra vida. Si salimos enfadadas o preocupadas por algún asunto de complicada resolución o porque no hay “buen rollo” entre compañeros podemos mantener estos malos sentimientos durante la tarde o el tiempo que compartamos con amigos, familia o con nosotras mismas.
Cuando este ambiente de trabajo no es positivo normalmente es fácil determinar la causa; compañeros que no comparten lo suficiente o jefes a los que es difícil ver una sonrisa. Ante estas situaciones podemos optar por apartarnos aún más del grupo o por poner todo lo posible de nuestra parte para mejorar ese clima laboral. Precisamente no llevarte los problemas del trabajo a casa hará más fácil separar nuestra vida y dar más de nosotras mismas en cada lugar. El primer paso en el trabajo puede ser ayudar a nuestros compañeros, sin caer en el abuso, consiguiendo a la larga un entorno comparativo en el que compartir será mucho más fácil y mejorará el rendimiento laboral.
Existen otras premisas que también pueden ayudar a restablecer este clima. Entre ellas no mantener relaciones demasiado cercanas con compañeros de trabajo, ni sentimentales, y no criticar ni el trabajo ni la personalidad de quienes comparten tiempo y esfuerzo en nuestro empleo. Además si en tu empleo es habitual el afterwork o los eventos en grupo será mucho más fácil conocer los gustos y la personalidad de tus compañeros estableciendo mejoras en las relaciones y en la productividad. Independientemente del número de empleados que trabajéis bajo el mismo techo generar un ambiente positivo se contagiará entre todos.
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