Es complicado, sobre todo en estas fechas, resistirse a los manjares que nos ponen en casa, a las cenas con amigos o familia y a las sobremesas de licores, la cervecita en la terracita de verano y demás bebidas alcohólicas. No es necesario evitar todas estas cosas, aunque sí saber cómo tomarlas y no pasarse con ellas.
Dolor de estómago, pesadez, gases o ardor que incluso puede estar acompañado de náuseas y vómitos, son los síntomas más normales de un empacho. La forma más inmediata de acabar con ellos es a través de la dieta astringente, es decir, aquella formada a base de arroz blanco, jamón de york, sopas de pescado o verduras, pan blanco tostado y sobre todo, frutas como la manzana asada, manzana oxidada con gotas de limón, membrillo o plátano. En este tipo de dieta, es recomendable, y apetitoso en muchas ocasiones, hacer desayunos a base de infusiones claras de té o manzanilla, edulcoradas con sacarina.
Aunque se pueden tolerar el yogurt natural y los quesos frescos, después de una mejoría, se recomienda evitar la leche y sus derivados. También las verduras crudas como acelgas, espinacas, lechuga… Y están terminantemente prohibidos los dulces como caramelos, chocolate, azúcar…y las bebidas refrescantes. El secreto, como podéis deducir a través de estos consejos, está en seguir una dieta blanda para cuidar el estómago, que durante unos días se ha visto saturado ante la gran y descontrolada ingesta de alimentos.
Sin embargo, y a pesar de todos estos consejos lo mejor es prevenir este malestar. Como hemos dicho al principio, no es necesario privarse de estas comidas, simplemente, usar el sentido común y seguir algunos trucos sencillos para no caer en estos desagradables empachos. Algunos consejos son: comer despacio, masticar bien los alimentos, evitar las grasas, frituras y alimentos salados, no pasarse con el consumo de carne y sobre todo, no acostarnos justo después de comer. Seguro que tú tienes alguno más que quieres compartir con nosotras ¡No te cortes, adelante!
Fuente| Salud.com
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