Hay muchas maneras de diversión, pero a veces nos cuesta que no sean caras. Por los medio llegan millones de mensajes en los que nos ofrecen planes maravillosos a precios desorbitados. Estos son para unos pocos y son muy sencillos de ejecutar.
Poner en marcha nuestra imaginación es mucho más enriquecedor a largo plazo. No es imposible tener planes sin gastar. De hecho, es muy muy sencillo. Si queremos juntarnos con amigos siempre podemos hacer una cena por ahí… pero el presupuesto no nos lo permite las veces que nos gustaría. Aunque nos guste salir de casa se pueden combinar varios planes.
Por ejemplo, podemos invitar a cenar a los seres queridos y que cada uno traiga algo para picar. Es cooperativo y enriquecedor, podemos incluso aprender de gastronomía. Aunque luego salgamos a la calle para ver el ambiente, ya nos hemos ahorrado una maravillosa cena que hemos disfrutado igualmente. Nuestros parques nos ofrecen un espacio de relax que, sobre todo en las grandes ciudades, es muy necesario. Pasear, correr o patinar nos ofrecen salud y bienestar, así como posibilidad de compartir momentos con el resto.
La lectura es siempre un buen aliado contra el aburrimiento. Coger un buen libro de la biblioteca más cercana puede adentrarnos en el mundo que elijamos, la tarde que elijamos. También los olvidados videoclubs nos dan una buena alternativa al cine. Las ventajas de ver una buena película en casa son muchas: comida barata, sofá, comentar al final nuestra opinión…Practica disciplinas de forma autodidacta como el yoga, tai chi u otras en las que con un poco de búsqueda en Internet o un par de vídeos puedes tener material suficiente para practicarlas como afición sin caer en la rutina, muchos jóvenes y adultos optan por entrenar los músculos sin aparatos pero con mucha disciplina con excelentes resultados.
En definitiva, practica actividades que te hagan estar satisfecho con tu vida pero que tampoco la ahoguen. Combinar varias formas de vivir ayuda a sentirnos más vivos.
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