Castañas asadas y buñuelos

Es época de castañas asadas y buñuelos, de días cada vez más cortos y fríos y veladas en torno a la chimenea… o encerraditos en casa con la calefacción puesta mientras fuera arrecian las tormentas y la escarcha. El otoño, estación nostálgica donde las haya, está presente en el imaginario popular en forma de imágenes ya perdidas de hogares de piedra, brasas al rojo y olores de ponche y leña.

Lo buñuelos de viento son típicos de estos días, sobre todo acercándonos a Todos los Santos. Son un postre típico de masa frita, una bomba de calorías y colesterol que no podemos permitir porque, lo sabemos, estamos todo el año cuidándonos, ¿verdad? Es la ventaja de llevar una vida de costumbres saludables: a diferencia de las dietas estrictas, que nos prohíben cualquier capricho ya que se descompensarían, si te riges por unas costumbres saludables, si comes diariamente con moderación y de manera equilibrada y mantienes unos buenos hábitos de ejercicios y actividad física, no hay ningún problema en darse un capricho como éste de vez en cuando. ¡Y es mucho más divertido!

¿Y qué te voy a contar de las castañas asadas? Es llegar el otoño, el verdadero otoño, no ese veranillo de San Miguel que tan largo está siendo en los últimos años, y recuperar ese olorcillo delicioso al volver una esquina: los puestos de castañas asadas, en los que también podemos encontrar delicias como mazorcas, batatas o boniatos. No sé a vosotras, a mí este aroma me lleva de regreso a mi infancia, cuando salíamos del cole, ya estaba anocheciendo, y jugábamos cerca del parque hasta la hora de irnos a casa a hacer los deberes.

La chimenea del hogar, los amigos con los que corretear libremente por las calles, las castañeras y los puestos de buñuelos… Son situaciones, personas y cosas que tenemos en el recuerdo pero que, muy probablemente, las nuevas generaciones no llegarán a conocer de la manera en que nosotras los vivimos. Es nuestra tarea, entonces, contarles a nuestros hijos e hijas todo lo que conocimos. Es el testimonio de un mundo perdido que ya no regresará.

Imagen| Bigstockphoto

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