Se acercan las vacaciones y muchas iréis a orillas del mar a disfrutar de vuestros días libres. Volveréis con las pilas bien cargadas para el nuevo curso, rebosantes de una energía y una vitalidad extraordinarias. Pero, ¿os habéis preguntado alguna vez por qué los baños en el agua fresca y salada os reportan tanto bienestar?

Desde el principio de las civilizaciones se ha considerado al mar como la fuente de toda vida, siendo rodeado de mitos y leyendas que atestiguan su capacidad creadora y dadora de existencia. Tanto en las cosmogonías griega y romana como en la cristiana, por hablar de las que nos tocan culturalmente más de cerca, el mar ejerce un papel primordial. Casi diríase mágico. Ya en la antigua Grecia, el gran padre de la medicina, Hipócrates, hablaba de las ventajas de los baños de mar y de otros remedios fabricados con esta agua.

A nivel científico es innegable todo el bien que los baños en el mar nos proporcionan. El agua del mar es extraordinariamente rica en minerales como potasio, sodio, calcio, magnesio, azufre, silicio y yodo. Todos estos elementos esenciales para la salud son absorbidos por la piel. A esto hay que sumar los organismos vivos, como micro algas o plancton, que tantos beneficios aportan y tan requeridos son por la industria cosmética y farmacéutica.

Como puedes comprobar, un simple baño de mar es un tratamiento en sí mismo. ¡Y cómo relaja! Seguro que, después de leer este artículo, estás deseando llegar a la playa. Yo, desde luego, no veo la hora de pegarme un buen chapuzón.

Cuéntanos cómo te sientes tras estar en el mar. Si tienes la enorme suerte de vivir en una zona costera, cuéntanos cómo crees que esto influye en tu salud. Y, estés donde estés y vayas donde vayas ¡disfruta de tu tiempo libre!

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