Desde hace un tiempo no se oye otra cosa: la crisis, la crisis. Como cuando éramos pequeñas nos amenazaban con “el coco” para que aceptáramos sin protestar la orden de irnos a la cama, ahora es la economía la que sobrevuela sobre nuestras cabezas como el monstruo de las pesadillas. Desde aquí vamos a intentar daros unos pequeños trucos para ahorrar aunque sea unos centimitos, que no viene nada mal.

Introduce una botella llena en la cisterna del retrete. Reducirá tu consumo de agua de manera considerable. Asegúrate, ya que estamos, de que las cisternas no gotean y ajusta las válvulas. Es muy sencillo: no es más que un tornillo que hay que apretar. Si no sabes cuál es, investiga: Internet está repletito de vídeos explicativos. Aprovecha para aprender un poco de fontanería, seguramente te será muy útil. Y exhorta a todos los miembros de la familia para que cierren los grifos correctamente al terminar de usarlos, así como para que no dejen correr el agua si no es estrictamente necesario.

Cocina. La comida hecha en casa sabe mejor, es mucho más sana y, sobre todo, infinitamente más económica. Si tú o cualquier otro miembro de la familia ha de comer fuera, invierte en unos buenos tuppers, si puede ser que tengan espacios separados para varios platos y fruta de postre. No sólo ahorrarás en comida, sino que, si procuras que ésta sea sana y equilibrada, ahorrarás en salud. Recuerda que cada vez hay menos medicamentos que cubra la Seguridad Social: la prevención siempre ha sido la clave, ahora es imprescindible.

Apaga los aparatos eléctricos que no estés utilizando. Cuando permanecen en stand-by continúan gastando energía, lo que supone un absurdo incremento de la factura a fin de mes. Modera tu velocidad en el coche. Procura no viajar sola: amortiza el viaje y comparte gastos. No sólo ahorraréis, sino que protegeréis el medio ambiente.

Utiliza los viejos trucos de toda la vida: por ejemplo, los posos del café sirven de desatascador, abono e incluso exfoliante, la ropa vieja puede servir para trapos, para decorar o para, con un poco de maña, convertirse en algo nuevo. Es el momento de pensárselo dos veces antes de gastar. ¡Pero no por ello renuncies a la diversión! Regresa a los tiempos de nuestros padres, cuando la necesidad apremiaba y el ingenio se agudizaba.

¿Y tú? ¿Tienes más trucos que puedas compartir con todas nosotras? ¡Cuéntanos!

Imagen| Bigstockphoto