Acercarse a una droguería o un establecimiento de venta de cosméticos, ya sea una tienda de barrio o pertenezca a una gran cadena, es siempre una experiencia divertida y enriquecedora. Esos minutos que dedicamos a dejarnos llevar por los pasillos viajando de productos para el cabello, a cremas faciales, maquillajes, hidratantes o de higiene son mágicos porque son un tiempo dedicado a nuestra mejora física, a escoger lentamente leyendo cada etiqueta cual será el ideal para nuestra piel o nuestro pelo. Y además es fácil toparse con productos en los que nunca antes nos habíamos fijado y que pueden ser un gran descubrimiento.
Si has hecho este ejercicio de dejarte llevar por la droguería de un tiempo a esta parte seguro que en las baldas destinadas a la hidratación corporal te has encontrada con una variada oferta de mantecas corporales. Es un producto que ha comenzado a popularizarse y del que ya se fomenta su uso en múltiples revistas y blogs. Se trata de un regenerador natural compuesto normalmente de manteca de karité con múltiples efectos beneficiosos para la piel. Las marcas que las comercializan afirman que aportan hidratación a la piel durante 24 horas dejándola visiblemente más elástica y más sana incluyendo también propiedades antioxidantes. Un producto de uso diario que pese a su naturaleza densa, mucho más que cualquiera de nuestras cremas habituales, se extiende y absorbe con facilidad.
El diseño de las cajas, normalmente redondas, y el sinfín de olores que presentan son parte de sus atractivos. Su aroma suele ser fresco y las mantecas corporales destacan por ello pudiéndose encontrar de coco, vainilla, fresa, chocolate, melocotón, almendras o cualquier olor natural y agradable. Tanto por el olor que deja en la piel como por sus beneficios hidratantes son un producto que está comenzando a incorporarse a nuestro momento diaria de cuidado personal.
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