No sólo el sol, también el cloro, la sal del agua del mar, la arena… pueden jugarnos una mala pasada con nuestros ojos en verano e incluso hacernos pasar unas malas vacaciones causándonos irritación, fatiga ocular o infecciones muy molestas. Es por eso que siguiendo uno consejos muy sencillos podemos evitar estos problemas que se pueden originar en gente que normalmente los padece, pero también en personas que no están familiarizados con ellos.

Los aires acondicionados son unos de nuestros mayores enemigos en esta época del año. Intenta no abusar de ellos y recuerda que la temperatura más indicada está entre los 22 y 25 grados. Sin embargo, tampoco podemos obviar que en verano estamos continuamente en contacto con el agua,  y muchas veces descuidamos nuestros ojos. Si vas a nadar no olvides llevar unas gafas, es más que recomendable para evitar esa irritación tan molesta que aparece después de un largo día de piscina o playa. Y si de gafas hablamos, las de sol son importantísimas. Pero claro, éstas tienen que estar homologadas. Eso es esencial. Últimamente cada vez hay más lugares que ofrecen el acceso a este tipo de gafas por precios muy económicos y asequibles a todos los bolsillos. Igualmente, si llevas lentillas, tampoco puedes abusar de ellas ni traspasar las 12 horas que recomiendan los profesionales.

Ante todo, lo que hay que evitar es someter a nuestra vista a un trabajo excesivo, para ello, es conveniente que te desenchufes un poco. Es decir,  aprovechando que es verano y  que el volumen de trabajo suele disminuir, intenta no usar tanto la pantalla del ordenador o de teléfono móvil, incluso.  Recuerda que estás en vacaciones y tienes que disfrutarlas, además, con una buena vista, ¡será mucho mejor!

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